Es una ola de extinción sin precedentes. En el mundo no solo están desapareciendo cientos de especies de animales y plantas, como ya lo han advertido los biólogos. Ahora también están desapareciendo los idiomas. Cada dos semanas muere un anciano que se lleva consigo a la tumba las últimas palabras de una lengua antigua.
“Lo que realmente significa esto es que en el transcurso de una generación o dos seremos testigos de la pérdida de al menos la mitad del legado social, cultural e intelectual de la humanidad. Tal es el trasfondo oculto de nuestra época”. Con estas palabras, el antropólogo canadiense Wade Davis resume la catástrofe que está ocurriendo en las islas de la Polinesia, las selvas de Borneo, los desiertos de Australia, las mesetas del...