Quienes hoy somos padres crecimos en la misma casa, tuvimos los mismos vecinos y, por lo general, debimos compartir todo: habitación, baño, libros, lonchera medio desbaratada, ropa usada (heredada de los mayores) y zapatos remontados... y por eso agradecíamos cualquier cosa que nos compraban.
Sin embargo, hoy en día a los niños se les da todo y mucho de lo que no necesitan ni se merecen. Parece que por darles a los hijos lo que no tuvimos, les dejamos de dar lo que sí tuvimos: muchas exigencias y pocos privilegios. Y por esta razón vivíamos soñando con “ser grandes” para poder gozar de ciertas prerrogativas como tener habitación privada o estrenar ropa y zapatos nuevos (porque del segundo en adelante todo era heredado de los mayores).
Los hijos...