A mi hijo le tocó disfrazarse de reno las navidades pasadas en el acto escolar. Todos los niños fueron de marrón y él fue con sus antenas y un traje verde. Fue el único reno verde. Él estaba feliz. Hizo su acto desenvuelto, con emoción, tranquilo, sonriente.
No tarda uno en recibir clases, cuando la gente se siente con autoridad para decirte cómo criar a tus hijos. Comentarios como lo vas a marcar de por vida, eso no se hace, pobrecito. Hace poco me lo volvieron a comentar, para que no se me olvide lo mala madre que fui, para que entienda que le arruiné la vida en un acto en que le acaeció la tragedia de no lucir igual a todos los demás.
Allá su madre y la locura, la extrañeza, el desafío de haber pensado que la magia de disfrazarse está en desarrollar...