No será posible bajar los impuestos ni disminuir la pobreza si no somos eficaces en la lucha contra la corrupción. Si no tapamos el roto, la riqueza que creamos los ciudadanos (y le trasladamos al Estado para disminuir la pobreza y la desigualdad y para que nos los devuelva en bienes y servicios con cobertura y calidad), terminará en los bolsillos de unos cuantos bandidos.
Para atacar la corrupción se requieren tres paquetes de medidas. Las primeras son de carácter estructural y normativo. Una es, por sí misma, vital: una reforma integral al sistema de administración de justicia que lo haga mucho más efectivo, disminuya la impunidad y de garantías de imparcialidad y transparencia a todos los ciudadanos.
Las otras son también importantes. Menciono...