A mediados del siglo XIX se discutía con tanta pasión como hoy sobre el tipo de democracia que necesitábamos para convertirnos en una nación independiente. La élite de propietarios abogaba “por una democracia ilustrada en la que la inteligencia y la propiedad dirijan los destinos del pueblo; no queremos una democracia bárbara en la que el proletarismo y la ignorancia ahoguen los gérmenes de la felicidad y lleven a la sociedad a la confusión y el desorden”, escribió Florentino González en 1848.
En el proceso electoral actual se reproduce esta visión, es decir, la preferencia por una democracia ciega a la desigualdad económica frente a una democracia que plantea la cuestión social. Los partidos del ala derecha (CD-Vargas Lleras) rechazan los elementos...