El súbito giro en la política económica de Estados Unidos que pretende imponer al llegar al poder Donald Trump, especialmente en materia de proteccionismo comercial y resistencia a la globalización, marcará la agenda del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) que se celebrará desde mañana y hasta el viernes en Davos (Suiza).
La gran reunión del capitalismo internacional en la exclusiva localidad de los Alpes suizos contará con representantes del saliente gobierno del presidente demócrata Barack Obama, su vicepresidente Joseph Biden y su secretario de Estado, John Kerry.
Paradójicamente, se sumarán miembros cercanos al republicano Trump, de los que solo ha trascendido el asesor del presidente electo, el empresario Anthony Scaramucci.
“Alguien del equipo de transición representando a la nueva administración” participará en la reunión, indicó esta semana Klaus Schwab, director ejecutivo del WEF, sin ofrecer más de detalles.
Este año, explicó Schwab, Davos tratará el hecho de que “el mundo a nuestro alrededor está cambiando a una velocidad sin precedentes”, lo que transforma el modelo tradicional de sociedad y genera incertidumbre en las personas, que incluso se sienten “amenazadas” por el impacto que tiene esta evolución en la economía, el empleo y la estabilidad social.
En el centro de esta incertidumbre global se encuentra el cambio de rumbo que significa la llegada de Trump a la Casa Blanca, incógnita que ha sido reconocida desde el propio seno del gobierno saliente estadounidense.
Kerry, en un momento de irónica sinceridad, reconoció en una conferencia en Washington que el proceso de transición con el nuevo gobierno “está siendo tranquilo... porque no hay muchas conversaciones al respecto”.
La reunión de Suiza coincide con los actos oficiales en Washington de la toma de posesión de Trump, que tendrá lugar el 20 de enero.
Pese a la falta de detalles sobre la agenda política específica, el presidente electo de EE.UU. ha dejado claro su rechazo a la globalización y su reivindicación férrea del proteccionismo, incluida la retirada de los acuerdos comerciales. Kerry, en un momento de irónica sinceridad, reconoció la pasada semana en una conferencia en Washington que el proceso de transición con el nuevo gobierno “está siendo tranquilo... porque no hay muchas conversaciones al respecto”.