Apenas comienza el proceso legal para que las autoridades estadounidenses aprueben la adquisición del segmento de entretenimiento de 21st Century Fox, que pasaría a Walt Disney por 66.100 millones de dólares (199,2 billones de pesos al cambio actual).
Inicialmente se habló de que la operación costaría 52.400 millones de dólares (157,9 billones de pesos), pero también se incluyó una deuda de Fox por 13.700 millones de dólares (41,3 billones de pesos), lo que aumenta el valor final que pagará el gigante del entretenimiento infantil, juvenil y familiar.
Sin embargo, la negociación pasará a revisión de los reguladores antimonopolio, porque ya hay un antecedente en el caso de AT&T y Time Warner, que anunciaron en octubre de 2016 un acuerdo de compra por 85.400 millones de dólares (257,4 billones de pesos al cambio actual), pero persiste una demanda presentada por el Departamento de Justicia estadounidense, que congeló la operación, la más importante del sector.
Por ahora, la idea del negocio es que Disney se quede con los activos relacionados con estudios de cine y televisión de 21st Century, además de los negocios de cable y televisión. Se destacan los canales de la red NatGeo y las participaciones que tiene en el sistema de televisión satelital Sky, además de la plataforma Hulu (Fox tiene el 30 % y Disney otro 30 %, a través de ABC).
La venta fue confirmada en un comunicado difundido por ambas empresas, después de varias semanas de negociaciones, según detalló EFE.
Es de anotar que en esta operación no se incluirán Fox News, ni Fox Business, ni los canales deportivos de la cadena, lo que implica que en los próximos días estos negocios se escindan del grupo 21st Century Fox para proceder a la venta.
Se espera que los accionistas vendedores (consorcio liderado por Rupert Murdoch), recibirán 0,2745 acciones de Disney por cada título que tengan, resaltó EFE. Por su parte, el presidente de Disney, Robert Igner, dijo en un comunicado que “esta adquisición cumple la reciente demanda de los consumidores por una rica diversidad de experiencias de espectáculos”.
Como parte de la operación, se emitirán 515 millones de nuevas acciones para cubrir el pago de activos a 21st Century Fox. Se proyecta que tras la compra los accionistas vendedores se quedarán con el 25 % del Grupo Disney, que reportó ingresos por 55.137 millones de dólares (166,2 billones de pesos al cambio actual) al cierre del año fiscal el 30 de septiembre de 2017.
Este conglomerado ha tratado de reforzar posiciones en Hollywood y fortalecer su arsenal en televisión para competir contra plataformas como Netflix, Amazon, Apple, y YouTube, entre otros.
Precisamente, el auge de los servicios de streaming y el desgano contra la televisión por cable, junto a la disminución de ingresos por publicidad, han contribuido a un rápido cambio en el ambiente de las compañías de medios.
Disney posee las cadenas de televisión ABC y Espn, además de grandes estudios en Hollywood, pero tiene previsto lanzar sus propios servicios de streaming, según AFP (ver Dicen de...).
Asimismo, esta adquisición toma más importancia si se tiene en cuenta que Disney retirará sus películas de Netflix en 2019.
Reacción del mercado
Una vez se conoció el negocio, la calificadora de riesgos Standard & Poor’s puso a Fox y a Disney en calidad crediticia creditwatch negativo, pero, a pesar de ello, ambos títulos ganaron ayer en el mercado neoyorquino. La acción de Disney ganó 2,70 % y Fox, 5,81 %.
De otro lado, analistas consultados por este diario cuestionaron que la industria del entretenimiento quede concentrada en pocas manos, en una suerte de oligopolio.
“Así se abre el debate frente a la calidad que reciben los consumidores, cuando hay concertación de poder”, comentó Luis Francisco Cubillos, director del departamento de Administración de Empresas de la Universidad Central en Bogotá.
De otro lado, también se plantea con esta adquisición una realidad de mercado: “las empresas no compiten con contenido sino con dinero”, punto de vista planteado por Omar Rincón, docente de la Universidad de los Andes y experto en televisión.
Finalmente, queda sobre la mesa la necesidad de establecer una política pública en Colombia, frente a la potencia internacional de estos conglomerados de entretenimiento, porque la soberanía nacional (identidad cultural) queda en entredicho frente al poder extranjero, puntualizó Rincón .