Nueve años y medio 4.800 millones de kilómetros recorridos hasta la primera gran meta, alcanzada tras recibir un empujón de Júpiter en plena carrera.
Mañana a las 6:49:57 de la mañana, hora nuestra, la nave New Horizons (Nuevos Horizontes) estará en su punto más cercano a Plutón, considerado durante casi 75 años el noveno planeta del Sistema Solar, condición que perdió en 2006, poco después de haber partido la misión.
Plutón, un cuerpo frío, misterioso, rodeado por cinco lunas, una de ellas con la mitad de su tamaño, estará a 12.500 kilómetros de la nave, que tendrá un acercamiento de solo 30 minutos para continuar rauda hacia otras posibles metas, 1.600 millones de kilómetros y al menos tres años más alejadas.
Toda una paradoja del destino. La misión, dice Alan Stern, principal responsable del proyecto de US $700 millones y quien curiosamente no es empleado de la Nasa, se comenzó a planear en 1989, tras el encuentro de la sonda Voyager 2 con Neptuno y cuando no se sabía de la existencia del cinturón de Kuiper, esa región del Sistema Solar de la que Plutón es la puerta de entrada y en la cual se adentrará New Horizons.
A la hora citada la sonda cumplirá su primer cometido al llegar a uno de los planetas enanos lejanos (Ceres, el más cercano, en el cinturón principal de asteroides entre Júpiter y Marte, está siendo visitado por la nave Dawn).
Los científicos tendrán entonces la mirada más próxima al misterioso planeta y su gran luna Caronte, la cual analizará y fotografiará a una distancia de 28.800 kilómetros.
Pese a su lejanía, del pequeño planeta se conocen detalles proporcionados por telescopios. Stern dice que es un mundo dinámico. “Hemos visto que su brillo está cambiando, quizás porque hay nieve que se mueve, y la presión superficial se ha triplicado desde finales de los 80”.
La temperatura, además, está variando por razones poco entendidas.
De las pequeñas lunas descubiertas en los últimos 10 años poco se sabe, pero de Caronte, con un diámetro de 1.192 kilómetros, descubierta solo en 1978 por Jim Christy, sí hay algunos datos: tiene hielo e hidratos de amonio en su superficie que pueden estar relacionados con material fluyendo recientemente desde su interior, creyéndose que podría tener géiseres, como otras lunas del Sistema Solar (Encelado en Saturno).
Incluso hay insinuaciones de que Plutón y Caronte compartirían una atmósfera común y algunos sugieren la existencia de océanos bajo la superficie.
“Estos dos objetos han estado juntos miles de millones de años, en la misma órbita, pero son totalmente diferentes”, recordó Stern.
Todos esos secretos comenzarán develarse con la información que recoge la nave. Una de las fotos más nítidas recibidas hace pocos días muestra una inmensa banda oscura, denominada por los astrónomos como la ballena por su aparente forma.
Una imagen enviada el jueves, tomada a 5,4 millones de kilómetros con una resolución de 27 kilómetros por pixel, revela algunas huellas de sus rasgos.
“Estamos comenzando a ver la geología de Plutón”, expresó Curt Niebur, científico de la misión.
“Entre las estructuras identificadas tentativamente en la imagen está lo que parecen ser unos polígonos; una banda compleja de superficie donde los terrenos brillantes se encuentran con los oscuros de la ballena”, según Stern.
“Valió la espera”, agregó.
Desde Tierra sería imposible detectar estas estructuras. Plutón tiene solo 2.306 kilómetros de diámetro, siendo 50.000 veces más tenue que Marte. Da una vuelta alrededor del Sol cada 248 años.
En 2005 se descubrieron otras dos pequeñas lunas, Nix e Hidra, y en 2011 se detectaron dos más, Cerbero y Estigia. Todas son un misterio.
El viaje
Los logros que comienzan a verse se soñaban el 19 de enero de 2006 cuando la nave fue lanzada.
Si bien un vuelo directo es la línea más corta entre dos puntos en la Tierra, el camino más rápido hacia Plutón requiere pasar por Júpiter, por donde cruzó el 28 de febrero de 2007: el gran planeta le dio el impulso, como con una honda, que permite ahorrar gran cantidad de energía.
La nave es movida por 11 kilos de dióxido de plutonio.
New Horizons pasó por ese sistema a una velocidad de casi 80.500 kilómetros por hora, 23 kilómetros por segundo, y se acercó al planeta tres a cuatro veces más cerca de lo que lo hiciera la nave Cassini que por varios años estuvo allí: llegó a solo 2,3 millones de kilómetros.
El impulso recibido por Júpiter ahorró tres años de viaje.
Durante casi todo el recorrido estuvo en estado dormitante, siendo despertada en enero pasado para el chequeo de sus sistemas y comenzar el acercamiento a su objetivo.
Cada año se examinó su estado y tuvo varias maniobras de corrección de ruta.
La intención de llegar a Plutón tan pronto como fuera posible se debe a dos razones. La primera es que desde 1989 el planeta se ha estado alejando del Sol, recibiendo menos calor cada año. Al enfriarse, se espera que su atmósfera se congele, por lo que hay más chances de estudiar una atmósfera gruesa.
La segunda es tratar de mapear el sistema tanto como sea posible. Partes de Plutón y Caronte nunca ven el Sol durante décadas (como sucede en la Tierra con los polos durante seis meses), por lo que si se llegara dentro de unos años mucha parte de los dos astros estaría bajo las sombras.
En el viaje la nave cruzó también las órbitas de Saturno el 8 de junio de 2008, de Urano el 18 de marzo de 2011 y de Neptuno el 25 de agosto de 2014.
Hace tan solo dos semanas, tras analizar imágenes, se decidió no variar la ruta de acercamiento al no detectarse otras lunas ni rocas en el camino adelante.
Lo que hará
Plutón y Caronte rotan cada 6,4 días terrestres. En los últimos dos días plutonianos (11 a 12 días nuestros) los científicos han estado reuniendo mapas y tenido el espectro de ambos cada medio día, para determinar posibles cambios ocasionados por la nieve u otro fenómeno climático.
Mañana durante el máximo acercamiento, la nave examinará las emisiones ultravioletas y establecerá mapas de los dos cuerpos en verde, azul, rojo y una longitud de onda especial sensible a la escarcha de metano sobre la superficie.
También tomará mapas espectrales en el infrarrojo cercano para identificar la composición y la temperatura.
Los primeros planos de las fotografías en la longitud de onda del visible y el infrarrojo tendrán un detalle de unos 60 metros.
Aunque su mayor acercamiento solo durará media hora, al seguir de largo tendrá objetivos científicos de primera magnitud: mirando hacia atrás hacia el lado nocturno de Plutón y Caronte será la mejor manera de identificar niebla en la atmósfera, ver si hay anillos alrededor e identificar si la superficie es rugosa o uniforme.
Al volar a través de las sombras que proyectan los cuerpos (un eclipse), New Horizons podrá ver los rayos que llegan del Sol y observar la Tierra. Ese momento es el ideal para medir la atmósfera.
En el cinturón
Como lo ha hecho desde enero, la recolección y transmisión de datos continuará en los meses venideros. Mientras New Horizons se irá adentrando en el cinturón de Kuiper, conocido como la tercera región del Sistema Solar, después del sistema solar interior (Mercurio, Venus, la Tierra y Marte) y la media, la de los planetas grandes y gaseosos.
Es la estructura más larga. Se considera que posee más de 100.000 objetos de más de 100 kilómetros de longitud y miles de cometas.
El primer objeto fue descubierto en 1992, 10 veces más pequeño y 10.000 veces más débil que Plutón. Desde eso se han detectado más de 1.000 con diámetros que van de los 50 a los 2.000 kilómetros, incluso tres que son aceptados también como planetas enanos: Haumea, Makemake y Eris, en orden de distancia.
Si New Horizons obtiene la extensión de la misión enviará información de ese mundo desconocido y pasará cerca de uno de los objetos descubiertos el año pasado. Luego seguirá su curso al espacio. Se estima que tiene propelente hasta mediados o fines de los años 30.
Stern es claro: no hay misiones planeadas para volver a esa región. Un cambio en las prioridades planetarias dependería de lo que se encuentre en Plutón y el cinturón de Kuiper.
De llegar a suceder, muchos de los que podrán ver el acercamiento a Plutón no estarán vivos para entonces.
Lo que sí está claro es que el retrato de los componentes principales del Sistema Solar en el que habitamos queda al fin completo.
461
observaciones científicas hará la sonda al acercarse.
4,5
horas demora el envío de datos de la nave hasta la Tierra.