El fotógrafo colombiano Nereo López, quien retrató desde personalidades como Gabriel García Márquez hasta a sus compatriotas más pobres, murió este martes en Nueva York, dijo el Ministerio de Cultura colombiano en su cuenta de Twitter. Tenía 95 años.
López, uno de los fotógrafos más destacados de su país, documentó la realidad de Colombia durante décadas y tuvo acceso a personajes como el Papa Pablo VI cuando visitó Colombia en 1968 y García Márquez cuando el autor se hizo al premio Nobel de Literatura en 1982 en Estocolmo.
“Nuestras condolencias a familiares y amigos del gran maestro #NereoLópez, su inmenso legado nos seguirá acompañando. Es historia viva”, tuiteó el Ministerio de Cultura.
Nacido en 1920 en Cartagena, López viajó por su país durante años, fotografiando el paisaje andino y escenas cotidianas de ciudades, pueblos y fiestas tradicionales. Llegó a ser conocido como el “fotógrafo del Carnaval de Barranquilla” y su extensa obra ha sido recogida en numerosas revistas, enciclopedias, catálogos y libros. Trabajó para diarios como El Tiempo, El Espectador y las revistas Cromos y O Cruzeiro.
El diario estadounidense New York Times escribió sobre él en el 2013, cuando lo describió como “el más exitoso fotógrafo colombiano de su - o de cualquier - generación”.
Influenciado por el cine desde joven, mostró al público zonas remotas que jamás habían sido fotografiadas en imágenes que combinaron poesía visual y trabajo documental.
López se trasladó a Nueva York en el 2000, tras verse obligado a cerrar el centro de fotografía Enseñanza y Cultura Fotográfica que abrió en los años 80 en Bogotá.
Según Jaime Abello, director de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada por García Márquez, López “fue el gran fotógrafo de Colombia en el siglo XX”.
Hasta el último día de su vida, agregó, siempre anduvo con su cámara de fotografía. “Fue un gran fotoperiodista, un artista, un fotógrafo de pueblo que recorrió toda Colombia, que retrató a los obreros y a los campesinos, a los soldados y a las fiestas populares”.
Fue amigo personal de García Márquez, a quien le tomó una foto con los miembros del Grupo de Barranquilla, Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor y Germán Vargas Cantillo, inmortalizados en su obra cumbre “Cien años de soledad”.
Además Nereo López, el fotógrafo designado por el Gobierno Nacional para acompañar a Gabriel García Márquez en la entrega del Premio Nobel de Literatura en 1982, concedió en la Filbo, esta entrevista.
- ¿Qué significa para usted la fotografía?
La fotografía es la culpable de mi fracaso en el amor. Amo la fotografía y para mí lo representa todo. Al día de hoy sigo haciendo fotografías, pero ya soy amateur. Aunque ya estoy retirado, la fotografía sigue estando en mi mente.
- ¿Cómo fueron sus inicios en la fotografía?
Alguna vez tuve la oportunidad de mostrarle mi trabajo al reconocido escritor Miguel Zapata Olivera, a él le gustó y me presentó con sus entonces colegas de Cromos en Bogotá, y allí ellos decidieron contratarme. Posteriormente fui corresponsal gráfico del diario El Espectador y luego estuve en cromos.
- ¿Qué recuerda de la entrega del Premio Nobel en Suecia?
Recuerdo que pedí que me dejarán ir a cubrir el evento y me pagaban con el viaje. Cuando llegamos allá resulta que mi acreditación fue la única que llegó de toda la delegación colombiana. Por eso me tocó quitarle uno de los sombreros a uno de los miembros de la delegación y entrar sin que fuera muy notoria mi presencia, sin embargo, logré hacer un trabajo destacado.
- ¿Cuál es el reconocimiento que usted más recuerda?
Gané varios premios, sin embargo, el que más recuerdo es el primer premio mundial Kodak NY, 1963 con la fotografía “Balcones de Cartagena”. Tuve otros 10 premios, pero este por ser el primero en su categoría, y el primero que recibí en mi vida, es el que tiene más valor.
- ¿Qué le parece las facilidades que ofrece la fotografía de hoy?
La innovación está en el ojo del fotógrafo y la tecnología sólo es una herramienta que no te permite pensar. Lo cierto es que antes se pensaba más en realizar una fotografía perfecta, hoy la tecnología se encarga de arreglar cualquier error en ellas.
La digitalización ha quitado mucho trabajo al fotógrafo que ya no tiene que lavar cubetas y preparar químicos. Eso le permite pensar más en la fotografía, ser creativo.