Su nombre es Richard Heede. Geógrafo, nacido en Noruega, pero desde los 15 años vive en Estados Unidos. Su contabilidad sobre las emisiones de carbono abrió una ventana a los litigios sobre el cambio climático. Es obsesivo en eso. Y sabe cuánto emite un vuelo, cuánto un auto y... una ciudad.
Estableció cuánto ha emitido cada compañía petrolera desde su fundación. Su trabajo, publicado en la revista Climatic Change, ha servido para que en su país y en otros la sociedad civil haya demandado compensación por parte de las empresas de combustibles fósiles. Y más litigios vendrán (ver recuadro).
Heede estuvo en el país, invitado por Dejusticia. Y habló con EL COLOMBIANO.
¿Pueden tener éxito los litigios contra las productoras de combustibles fósiles?
“Hay una base razonable para creer que no solo algunos de los casos en Estados Unidos sino en otros países van eventualmente a ser exitosos en exigirles responsabilidad y demandar que cubran los costos de los daños generados al medio ambiente, con base en su contribución a la presencia de dióxido de carbono en la atmósfera por su producción de combustibles fósiles”.
¿A qué se debe este auge de demandas en estos años?
“Pienso que parte de lo que pasa es por la publicación de mi trabajo en Climatic Change a principios de 2014, que se leyó en línea en noviembre de 2013. Cientos de artículos de periódicos y de revistas alrededor del mundo presentaron las emisiones de carbono de los productores de combustibles fósiles que rastreé y que a través de la combustión de estos por sus clientes aumentaron la concentración de CO2 en la atmósfera. Incluimos una base cuantitativa que rastreaba la responsabilidad de la producción de esos combustibles y los litigantes alrededor del mundo lo consideraron como una base cuantitativa interesante para poder atribuir responsabilidades”.
Se volvió incómodo para las petroleras...
“Desde el punto de vista legal, como los combustibles fósiles son productos que se usan en todas partes, todos los utilizamos, la clave era que esas empresas no solo los producían, sino que desde 1970, o incluso desde los 60, ya sabían que los planes de negocio para la producción de combustibles fósiles podrían verse afectados por la amenaza del cambio climático y su contribución a él. Esas empresas a principios de las décadas los 80 y los 90 eran conscientes de que sus negocios estaban en riesgo si se sabía cuál era su contribución al cambio climático.
Algunas en lugar de actuar con transparencia y apoyar la legislación para frenar las emisiones, inviertieron en una negación pública e intentaron de todas las maneras impedir que el público se enterara”.
¿Qué debieron hacer?
“Si las compañías hubieran tomado la posición de reconocer cuál era su contribución y cómo cambiarla 30 años antes y hubieran tenido en cuenta el entendimiento científico de las emisiones de carbono en ese tiempo, estaríamos hoy en un momento muy diferente. No solo sería financiera y políticamente más fácil, sino que el cambio climático no estaría tan adelantado. Así que el retraso de la industria nos ha costado a todos en términos de mitigación y del impacto que ha tenido el cambio climático en todas partes. Estamos hablando de la salud de la gente, del medio ambiente y de todas las otras cosas que se podrían tener a un nivel distinto en este momento si ellas hubiesen actuado de manera diferente”.
¿Hay más responsables?
“Todos los consumidores compartimos responsabilidades, sean las empresas farmacéuticas, los bancos, las cadenas hoteleras, las aerolíneas o los consumidores individuales, los que conducimos un auto o los que utilizamos calentadores en la casa. Pero una responsabilidad especial para corregir la situación está en manos de las empresas de petróleo y gas, que tienen las destrezas y los recursos y que además tienen la obligación moral para alinear sus inversiones en combustibles fósiles y en otras fuentes alternativas de energía. No es suficiente esconderse detrás de esos nubarrones para decir que los gobiernos son los responsables de tener y adoptar leyes nuevas”.
¿Qué se puede derivar de los litigios contra ellas?
“Es importante entender cómo las emisiones específicas de las empresas han contribuido al cambio climático y cuál proporción de los eventos y daños climáticos son atribuibles a eventos humanos como las emisiones de gases de efecto invernadero.
Habiendo dicho esto, probablemente las empresas transmitirían cualquier gasto financiero a sus consumidores, no saldría de sus bolsillos, y eso está bien en la medida en que los consumidores deben pagar el costo real por utilizar productos de combustibles fósiles. En estos momentos estamos escondiendo el costo real porque no pagamos por los daños ambientales, no solo el cambio climático, la contaminación del aire también, de la tierra, de los mares. Eso no lo pagamos hoy”.
¿Cómo están estas empresas?
“Están preocupados por la posibilidad de que pierdan. Y si se les determina responsabilidad o no, lo importante es que tienen que ver cómo van a reducir su contribución al CO2 en la atmósfera por los combustibles fósiles, y que lo hagan de forma proactiva y no esperen a que los gobiernos lo exijan. Es un cambio actitudinal. O lideran el tema o sálganse del panorama”.
¿Y esto cómo está ligado a eventos más fuertes, como los huracanes por ejemplo?
“El cambio climático puede tomar diferentes formas, no solo alrededor de los huracanes. Posiblemente puede basarse también en vectores de enfermedades. El caso de las tormentas es solo uno, pero hay muchos más. Están los campesinos que deben irse porque la tierra ya no es buena y es probable que nos llenemos de refugiados climáticos, millones de personas. Necesitamos soluciones políticas y gubernamentales para estos temas también. Las empresas de combustibles deben estar a la vanguardia de cómo solucionar este tema y ojalá inviertan en los asuntos adecuados para ayuda a transformar la economía global para alejarla del carbono en las siguientes dos o tres décadas”.
¿Hay que eliminar el uso de combustibles fósiles?
“No es algo que haya que hacer hoy, tenemos unas décadas para hacerlo, pero sí debemos limitar la cantidad de emisiones ya para frenar el aumento de temperatura. Además, hay demasiadas incógnitas, muy peligrosas, en términos de qué sucedería si excedemos esos 2 grados de aumento de temperatura.
Estos combustibles son útiles, claro, todos disfrutamos del desarrollo económico, la seguridad y el confort, pero es justo que las empresas contribuyan a solucionar el problema que ayudaron a crear” .
63 %
de los gases de invernadero emitidos entre 1751 y 2010 corresponden a 90 empresas
50 %
de las emisiones de gases por esas compañías se han dado después de 1988