T he Economist , financiado por Siemens, ha publicado el Índice de Ciudades Verdes de Latinoamérica, en el que evalúa el desempeño ambiental de diecisiete ciudades (incluidas Medellín y Bogotá), en cuanto a energía, CO2, uso de la tierra y edificaciones, transporte, desechos, agua, saneamiento, calidad del aire y gobernanza.
Medellín aparece dentro del índice en una posición promedio, en el nivel de ciudades como Santiago, Ciudad de México, Monterrey, Porto Alegre, Puebla y Quito; en mejor posición que Buenos Aires, Montevideo, Guadalajara y Lima, pero por debajo de Belo Horizonte, Bogotá, Brasilia, Río de Janeiro, Sao Paulo y, por supuesto, de Curitiba, que fue catalogada como la ciudad verde de la región.
La ciudad alcanzó el mejor desempeño en el saneamiento ambiental. Obtuvo buenos resultados en calidad del aire y está dentro del promedio en transporte, agua y gobernanza.
En contraste, está por debajo del promedio en energía, CO2, residuos y uso de la tierra y edificios. Sobresale por la menor cantidad de automóviles y motocicletas y la más baja generación de residuos per cápita, además, por los niveles más bajos de dióxido de azufre en el aire, por contar con la red de transporte masivo más larga entre los países de bajo ingreso y por el mejor tratamiento de aguas residuales.
Si se observa rápidamente el panorama de la ciudad, puede ser positivo; no obstante, hay que tener presente los retos que enfrenta, especialmente en calidad del aire, movilidad y gestión. Pese a grandes esfuerzos, Medellín aún reporta niveles de contaminación por partículas (PM10) superiores a los mínimos permisibles por la OMS para no afectar la salud.
La ciudad, comparativamente, tiene pocos vehículos, pero tiene una congestión vehicular creciente: los carros en circulación han aumentado en los últimos años (62% entre 2005 y 2009) y según la Encuesta de Percepción Ciudadana 2010 de Medellín Cómo Vamos , la proporción de personas que dice que sus trayectos tardan más tiempo aumentó del 18% al 24%; además, la implementación del sistema en metroplús ha tenido sucesivos retrasos en el cronograma y todavía no se tiene muy clara su entrada en operación y el funcionamiento de manera integrada con los otros sistemas de la ciudad.
Frente a la gestión ambiental, la Encuesta de Percepción también refleja una baja satisfacción ciudadana.
Al ahondar en el Índice, se encuentra que la principal razón a la que le atribuyen el exitoso desempeño medioambiental de Curitiba es a la capacidad para desarrollar un enfoque integral y una planeación más allá del corto plazo. La calidad del aire es asociada con funcionamiento exitoso del transporte público y tiene gran preponderancia la ciudadanía, en tanto la preocupación por los temas ambientales es parte de su identidad.
Otro aspecto destacado en el reporte, y particularmente por el experto Nicholas You, de UN-Hábitat, es la planificación integral, con visión de futuro, articulada entre los diferentes sectores y con una institucionalidad que le da empoderamiento a las autoridades locales.
El reporte sugiere que Medellín podría mejorar, entre otros aspectos, sus inversiones en energía renovable, educación ciudadana sobre la eficiencia energética, cobros por congestión vehicular, impulso al reciclaje, manejo del agua, y fortaleciendo las políticas de administración de medio ambiente.
The Economist resalta que si bien se cuenta con una agencia especializada en la ciudad, requiere mayor capacidad para implementar legislación ambiental, lo que sugiere una revisión en la institucionalidad del país.
* Coordinadora (e) del programa Medellín Cómo Vamos, MCV.
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