Maja solo tiene un ojo para mirar una pequeña X a cincuenta metros de distancia. Y así, mirando por el rabillo de su ojo izquierdo, es una de las medallistas colombianas en la Copa Mundo de Medellín.
Maja Marcen, con solo un 10 por ciento de visión por el lado derecho, es un caso especial, más allá de problema en un deporte de precisión. Dejó todo, hasta el mismo arco, por estar con su familia. Y lo hizo dos veces antes de figurar hoy, como figura de la Copa Mundo de Medellín.
La primera con la alegría de haber encontrado a Ángel Barrios, el entrenador colombiano que hoy es su esposo. "Fue hace cuatro años que lo conocí, y la primera vez que vine a Colombia", recuerda Maja, quien tras verlo en un campeonato en Corea del Sur, y arreglar varios asuntos familiares en Eslovenia, decidió radicarse en Medellín junto a su nuevo esposo.
Allá era campeona nacional, la mejor arquera de su país en la modalidad compuesta, siendo tercera en un Campeonato Europeo. Y, persiguiendo el amor, dejó todo por Medellín. "Todo ha cambiado mucho desde que llegué. Yo les llevaba algo de ventaja a las chicas de acá, y en la primera competencia oficial gané las medallas de oro. Y la ciudad también, siempre para bien", sostiene la madre de Lucien, el hijo que tiene con el colombiano, y quien hace parte de la Selección Colombia desde que legalizó sus documentos en 2011.
La segunda separación del arco fue hace un año, al regresar a Europa, y con una inmensa tristeza. Su padre sufrió una enfermedad, que hizo retornar a Maja a su casa, invertir algo de dinero, y alejar a la arquera de los campos. "Regresé y estuve varios meses con él, acompañándolo. Y fue mucho tiempo en el que dejé de entrenar, que me alejé de Ángel, y al morir mi padre y regresar a Colombia, no tuve el físico ni la concentración para la actividad. Perdí casi un año".
Hoy celebra su vuelta. Hace un mes logró, junto a su equipo, integrado por Alejandra Usquiano y Sara López, la medalla de oro colectiva en Antalya, Turquía. Y ayer se colgó la plata, con las mismas compañeras, en la Copa de Medellín, tras caer derrotadas con E.U.
"Es más de lo que esperaba en mi regreso. Ahora tenemos un gran equipo, y no solo Sara y Alejandra, sino todos los chicos que están entrenando duro. Las medallas no me las esperaba, pero por lo que siempre he trabajado", sostiene la eslovena, que no quiere volver a separarse del arco, ni de Colombia.
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