Ahora la violencia es protagonista en la campaña a la segunda vuelta presidencial de Brasil. Casos como el del periodista Gregorio Duvivier, quien a través de Jornalistas Livres denunció haber sido atropellado por un seguidor de Jair Bolsonaro porque vestía una camisa roja (propia del Partido de los Trabajadores, PT) o el de una mujer que fue agredida por seguidores de este candidato tras decir que votaría por Fernando Haddad, que fue reseñado por el diario Otempo, demuestran que los ataques son un asunto recurrente.
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Es tal la magnitud del problema que este asunto se convirtió en un discurso de campaña. En una entrevista reciente con AFP, Haddad aseguró que su adversario “fomenta la violencia, incluso la cultura de la violación. Llegó a decirle a una colega del Parlamento que no la violaba porque no lo merecía. ¿Qué señal más violenta que esa para una sociedad?”. Aunque sus declaraciones están permeadas por el deseo de sobrepasar a su oponente en las urnas, su preocupación es la misma que manifiesta una parte de la población brasileña.
Sin embargo, Bolsonaro, más que prestar atención a los crecientes brotes de violencia, la mayoría protagonizados por seguidores de su partido, ha centrado su discurso en Haddad como un representante de Lula da Silva, Dilma Rousseff, el PT y sus escándalos de corrupción.
Polarización, una realidad
“La polarización ya es un hecho, principalmente debido al fracaso electoral del Partido de la Social Democracia Brasileña, tradicional adversario del PT en la centroderecha”, explica Iván Godoy, periodista brasileño experto en temas políticos. Para Godoy, se creó un escenario de un candidato de izquierda en contra de otro de ultraderecha que “favorece cierto grado de violencia. Las acusaciones de ser violento ayudan a Bolsonaro en la elección, pues la población ve con buenos ojos una política de mano dura”, concluye.
Isabel Pérez Alves, una geógrafa colombo brasileña formada en Porto Alegre, explica que su país, más que estar sumido en una dicotomía entre el candidato de “izquierda” o “derecha” está divivido entre opciones de país distintas . “La polarización demuestra el riesgo para las instituciones democráticas y la violencia hace que eso sea más evidente. Los ataques enseñan que las cosas van mal. No es solo una división izquierda - derecha, sino entre la democracia y la ausencia de esta, los derechos humanos y la falta de ellos”, explica.
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Para Pérez, es tan compleja la situación de Brasil que asegura que las personas que se quieren alejar de una nueva victoria del PT (que ha ganado las últimas cuatro elecciones presidenciales y está salpicado por escándalos de corrupción) no encuentran en Bolsonaro una opción viable para el país.
Las cuentas de la votación
De acuerdo con Datafolha, firma encuestadora de Brasil, Bolsonaro cuenta con el 58 % de la intención de voto, mientras que Haddad tiene el 43 % de los apoyos. A menos de dos semanas para que Brasil vote al próximo presidente, el candidato de ultraderecha puntea debido al desprestigio de la clase política tradicional y analistas como Godoy explican que es probable que él se convierta en el próximo presidente de Brasil.
Sin embargo, encontrar un diálogo entre las propuestas de ambos candidatos parece una tarea imposible porque Bolsonaro se alejó de los debates presidenciales. Entonces, si los líderes del país no encuentran un punto en común, ¿cómo lo harán los votantes? Por lo pronto, el PT parece alejarse cada vez más del Palácio do Planalto.