Los verdes prados de la ciudad de Brumadinho, Brasil, se tiñeron del color café del lodo tras el colapso de una presa de residuos mineros de la empresa Vale.
Según el gobierno de Jair Bolsonaro, la emergencia se presentó por la ruptura de tres diques de contención, pero, de acuerdo con la compañía, fue solo uno. Tres o uno, el fango contenido en la construcción –que estaba infectado con desechos de la explotación minera– generó una avalancha en la que quedaron atrapadas alrededor de 200 personas que trabajaban en la explotación de este recurso natural, y siete muertos, de acuerdo con las estimaciones iniciales del Cuerpo de Bomberos Militar .
Este tipo de construcción es una estructura de contención de residuos en la que se dispone el material licuoso, mezclado entre elementos de la mina y agua.
Las autoridades aún no han indicado cuáles fueron las causas del alud, pero horas después de la emergencia se comenzó a hablar de una “tragedia anunciada”. Así lo indicaron expertos consultados por EL COLOMBIANO y el Movimiento de los Afectados por Presa de Brasil.
Robson Savio Reis Souza, integrante del núcleo de estudios sociopolíticos de la Universidad Católica de Minas Gerias, explicó que la economía de esta región se basa la explotación del mineral del hierro. “El poder económico y el lobby de las grandes mineras es muy grande. Las leyes ambientales son modernas, pero la fiscalización es deficiente y el poder judicial es lento en el castigo de infractores del medio ambiente”, aseguró.
Tragedia anunciada
Tres años atrás, en noviembre de 2015, la ruptura de un dique minero de Samarco –que era controlado por Vale y la compañía anglo-australiana BHP-Billiton– sufrió una ruptura similar generando una avalancha de barro que alcanzó el cauce del río Doce, llegó hasta el mar y dejó a 19 personas fallecidas. Esta es recordada, hasta ahora, como la tragedia ambiental más grave de la historia de Brasil.
Teniendo en cuenta este antecedente, la geógrafa de la Universidad Federal de Río Grande del Sur, Isabel Pérez, explica que “era una tragedia anunciada porque Brasil no se ha preocupado por ser más riguroso en la fiscalización de los temas ambientales. Se está haciendo toda una explotación de la naturaleza como recursos para uso, pero no se está pensando en las consecuencias”.
Para que una compañía pueda realizar una explotación de este tipo en Brasil, la legislación indica que esta debe pasar tres filtros: la licencia previa, la de instalación y la de operación. Sin embargo, el investigador en asuntos mineros y sociólogo de la Federal University of Maranhão, Tadzio Coelho, señaló que en este proyecto “las tres sucedieron al mismo tiempo para acelerar el proceso”.
Aún las autoridades no han indicado qué causó la tragedia, pero este investigador tiene una hipótesis y es que la mezcla del agua con los desechos “desestabiliza las paredes de estas estructuras”.
Aseguró, además, que “la presa no estaba siendo utilizada. Con la expansión del yacimiento, querían hacer una segunda mina en este sitio porque hay partículas de hierro que se pueden recuperar”, y este punto estaba incluido en el licenciamiento de la expansión.
Preocupa, además, que el gobierno de Bolsonaro ha propuesto agilizar los procesos de licenciamiento para este tipo de compañías. El Vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourao, señaló que la responsabilidad de este desastre ambiental no puede atribuirse al gobierno de Bolsonaro porque asumió hace tan solo 30 días.
Hasta el cierre de esta edición, los organismos de socorro atendieron a cien personas que quedaron atrapadas en un sector cercano, y rescataron además de los siete cuerpos sin vida, nueve personas de ese mar de lodo que dejó la tragedia.
300
personas trabajan en la búsqueda de los desaparecidos: Gobierno.