Tres embarcaciones de la Armada ucraniana fueron interceptadas por las autoridades rusas en el mar de Azov en la tarde del pasado domingo y, desde entonces, se desató un nuevo conflicto entre Kiev y Moscú, gobiernos que viven en tensión desde que la Península de Crimea, que antes pertenecía a territorio de Ucrania, se anexó a Rusia en marzo de 2014.
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Hasta ahora las versiones encontradas entre ambos países dejan más interrogantes que claridades. Según Ucrania, lanchas de las autoridades de Moscú abrieron fuego contra su flota y violaron aguas territoriales, motivo por el que fueron capturadas; pero Kiev asegura que los barcos fueron golpeados y se les impidió el paso para salir de la zona.
Esta confrontación se da en un contexto de tensión entre ambos después de que en abril de este año, estallará un conflicto armado entre las tropas de Kiev y los separatistas en la ciudad de Donbáss que dejó 10 mil muertos. Además, a comienzos de este mes se realizaron elecciones en las regiones de Donetsk y Lugansk, calificadas por Ucrania como ilegítimas.
¿Hostilidades rusas?
El 24 de diciembre de 2013 ambos presentaron una declaración conjunta en la que decían que la zona del mar y del estrecho era un área de interés de ambos estados, que goza de libertad de navegación, y que cualquier controversia se tenía que resolver mediante un acuerdo, cuenta Nicolás Carrillo, PhD en derecho internacional y profesor de la Universidad de la Sabana.
Por este motivo, Carrillo explica que “si se demuestra que las embarcaciones ucranianas no hicieron una acción hostil, sería una nueva violación al Derecho Internacional por parte de Rusia”, por quebrantar la prohibición del uso de la fuerza y de la libertad de navegación, pero hay un cruce de declaraciones sobre lo que sucedió que impide llegar a conclusiones. Es una situación “volátil”, explica el experto.
Este ha sido un conflicto intenso durante cuatro años del que hubo una escalada en los últimos meses, pero los hechos recientes constituyen la primera confrontación entre ambos, así lo explica Joseph Dreser, experto en Rusia de Woodrow Wilson Center.
“El problema no se ha resuelto. Pocos países reconocen la anexión de Rusia a la península de Crimea. La federación ha establecido facts on the ground (hechos en el suelo) y tienen control sobre la península, pero Ucrania y Rusia aún discuten por ella, comenta el experto, para quien es “impredecible” lo que pueda suceder en la zona.
Después de la difícil situación que se vivió en el mar Azov el pasado domingo, diferentes gobiernos manifestaron su apoyo a Ucrania y condenaron el accionar de las autoridades rusas, entre ellos Estados Unidos.
Búsqueda de soluciones
Alemania y Francia se ofrecieron como mediadores para resolver la tensión. “La principal pregunta es qué tanto pueden presionar a Rusia y hasta dónde llegarán sin que se genere una confrontación bélica”, que es lo que la comunidad internacional pretende evitar y que “no le conviene a ninguno”, comenta Miguel Martínez profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado.
Mientras se llegan a acuerdos, Ucrania declaró el estado de excepción y la OTAN tiene la mirada puesta, nuevamente, sobre Rusia
