En más de cuatro años de pontificado, el Papa Francisco ha intentado dejar un mensaje contundente sobre lo que está impulsando al interior de la Iglesia católica. Donde quiera que haya un excluido, humillado, perseguido, el cristianismo debe acudir en su ayuda.
Y no importa que profese otra religión. En Birmania, tierra de la que huyeron en los últimos años más de 900.000 musulmanes de la etnia rohingyá, el Sumo Pontífice inició ayer una gira en la que busca dar un mensaje contra la persecución religiosa y a favor del diálogo entre credos. Dicha visita lo llevará también a Bangladesh, principal destino de las familias desplazadas de esta minoría excluida.
Pero antes, ante las autoridades de un gobierno acusado por la ONU de llevar a cabo una “limpieza étnica”, Francisco obligó a que, con su sola presencia, señalados como el jefe del ejército de Birmania, Min Aung Hlaing, se sintieran obligados a dar explicaciones.
“No hay en absoluto discriminación religiosa en Birmania. El ejército obra por la paz y la estabilidad del país”, afirmó sin que el Papa se lo preguntara.
Gesto por el diálogo
¿Cómo interpretan expertos el significado de la gira de Francisco por las dos naciones asiáticas? Para José Manuel Vidal, director del portal Religión Digital y corresponsal vaticanista de El Mundo de España, hay mensajes internos y externos en su visita.
“Fundamentalmente el Papa cumple con esto el tener como prioridad a las periferias, porque se trata de dos países asiáticos muy periféricos, sobre todo en lo económico y político. Va allá a derramar el bálsamo de la ternura en las heridas más sangrantes del mundo actualmente, como la de los rohingyá. Pero a la vez es para ejemplificar, con hechos, su visión de que la Iglesia tiene que ser un hospital de campaña”, argumentó.
A la vez está el nada secundario hecho de que en Birmania vive una comunidad de 700.000 católicos, que están en riesgo en un escenario de persecución religiosa, y ante los que intercede Roma.
Por otra parte, señaló Vidal, el Papa intenta sembrar gestos en medio del necesario diálogo interreligioso entre el mundo islámico y Occidente, intercediendo por una de sus comunidades: “lo que predica con su presencia es el diálogo interreligioso. Sigue la idea del teólogo suizo Hans Küng: ‘no habrá paz en el mundo si no hay paz entre las religiones’. El Papa sabe muy bien eso y cree que es un paso fundamental para la humanidad”.