Si bien en el Mar Mediterráneo la semana pasada pareció haber sido la más positiva en años por cuenta de un masivo rescate de refugiados y la afirmación de la Organización Internacional para las Migraciones de que se había reducido la cifra de muertes en 24 %, esta concluye con las peores noticias posibles, que ya parecen costumbre.
Alrededor de 700 personas fallecieron en distintos naufragios durante los últimos días, tal como alertaron varias organizaciones en medio de esa ola optimista que parecía apoderarse de la región. Se trata de una cifra que demuestra que la crisis migratoria está más viva que nunca.
Médicos Sin Fronteras advirtió en su cuenta de Twitter que “alrededor de 900 personas podrían haber muerto en el Mediterráneo Central en la última semana”.
Por su parte, la portavoz de Acnur en Italia, Carlotta Sami, utilizó la misma red social para matizar ese optimismo: “Nunca sabremos el número exacto, nunca sabremos sus identidades, pero supervivientes cuentan que más de 500 personas han muerto”.
“Domingo contando víctimas. Macabro ejercicio: ¿se dará cuenta el mundo de que más de 700 personas merecerían un viaje seguro?”, agregó.
De esta forma, lo que a inicios de la semana parecía mostrar que las políticas enfocadas en seguridad e impuestas por la UE en el Mar Mediterráneo estaban funcionando, se cayó al suelo con lo informado por la propia ONU.
El martes, en rueda de prensa, el portavoz de la OIM, Joel Millman, había mostrado optimismo.
“Los fallecidos entre el 1 de enero y el 21 de mayo pasado fueron 1.370, frente a los 1.792 de las mismas fechas de 2015. Es una disminución del 24 %”, recalcó.
“Todavía más importante es el hecho de que ninguna de las muertes registradas en lo que va de este mes en el Mediterráneo ha ocurrido en su zona oriental, entre Turquía y Grecia, donde casi 400 inmigrantes y refugiados se ahogaron en los primeros cuatro meses de este año”, añadió.