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¿Qué tan cerca está Trump de desatar una guerra nuclear?

  • Este es el portaaviones ‘USS Carl Vinson’ de Estados Unidos que se moviliza alrededor de la península coreana. FOTO EFE
    Este es el portaaviones ‘USS Carl Vinson’ de Estados Unidos que se moviliza alrededor de la península coreana. FOTO EFE
10 de abril de 2017
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El ataque de Estados Unidos a Siria con 59 misiles crucero la semana pasada dejó claro que el proclamado desinterés del presidente Donald Trump por la política exterior de ese país era solo parte de su estrategia para reforzar la base de su campaña: “América primero”.

No obstante, la novedad, según ha evidenciado el mandatario, es que dentro del lema “América primero” cabe defender los intereses nacionales de EE. UU. en el exterior. De esa forma justificó el lanzamiento de misiles contra una base militar siria, desde donde se habría iniciado el ataque con armas químicas, supuestamente en manos del régimen de Bashar al Asad.

Ahora, después de Siria (país contra el que continúan las amenazas de Trump), el presidente estadounidense quiere analizar “todas las opciones para terminar con la amenaza nuclear norcoreana”, según afirmó la cadena Fox el asesor en seguridad nacional de EE. UU., el general H.R. McMaster, quien añadió que el envío del portaaviones ‘USS Carl Vinson’ a la península coreana, 48 horas después del ataque a Siria, es una medida de “precaución”. (También puede interesarle: Estados Unidos envía portaaviones a la Península de Corea).

McMaster dijo además que el despliegue se da frente a un régimen “paria dotado ahora de capacidad nuclear”, mientras el secretario de Estado de EE. UU., Rex Tillerson, estimó que Pyongyang debía tomar nota del ataque estadounidense en Siria, ya que el “desestabilizador pograma de misiles norcoreano” es la amenaza número uno de la región.

¿Una real amenaza?

Hace apenas una semana, el miércoles, Corea del Norte realizó un nuevo disparo de misil balístico que cayó en el mar de Japón. (Lea también: Corea del Norte disparó un “proyectil no identificado” sobre mar de Japón).

Con ese escenario, las tensiones por Pyongyang (capital norcoreana) parecen estar en un punto álgido.

Sin embargo, Scott Snyder, director del programa U.S.-Korea, del Consejo de Relaciones Exteriores, CFR, (un centro de análisis en Washington), dice que aunque las relaciones intercoreanas (en las que EE. UU. interviene) están en mal estado, no ha habido provocaciones serias desde 2010, con la excepción del incidente de la mina terrestre de agosto de 2015.

“La relación puede seguir siendo hostil, principalmente porque el desarrollo nuclear de Kim Jong-un aumenta la presión sobre Corea del Sur y la posibilidad de tensiones en la alianza entre Estados Unidos y la República de Corea”, advierte el experto.

En un reporte sobre conflictos que podrían despertar tensiones desde el EE. UU., el CFR alerta que la prevención de una guerra con Corea del Norte y un colapso interno de esa península “son críticos intereses de seguridad nacional de Estados Unidos”.

Además del tema nuclear, las provocaciones militares y cibernéticas a pequeña escala por parte de Pyongyang plantean riesgos importantes, ya que cada incidente conlleva a potenciales escaladas.

“Las amenazas directas del líder supremo norcoreano Kim Jong-un también son motivo de preocupación”, concluye el informe.

En esa advertencia coincide John Loretz, director de Programa de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW), y explica que las tensiones (e incluso los enfrentamientos militares) han sido una constante en la península de Corea desde 1953, cuando se firmó el armisticio que puso fin a la Guerra de Corea.

Ahora bien, las armas nucleares y los programas de misiles de Corea del Norte, si bien son una amenaza para la región, también son una respuesta directa a la prolongada relación de disuasión nuclear entre Estados Unidos y Corea del Sur y la amenaza que Pyongyang siente de las armas nucleares estadounidenses.

“Podemos observar un patrón de décadas en el Norte que acentúa su retórica y demostraciones de fuerza militar cada vez que se siente más amenazado, como lo hace ahora como resultado de declaraciones muy provocativas por Donald Trump y sus asesores militares”, asevera Loretz, y añade que si bien hay conflictos armados activos mucho peores en el mundo en este momento, incluyendo algunos que aumentan los riesgos de la escalada nuclear, “diría que los problemas en la península coreana requieren atención urgente si queremos prevenir un conflicto nuclear en el corto plazo”.

En ese sentido, el uso de armas nucleares en Corea, “con seguridad”, advierte el director, mataría a millones de personas en ambos extremos de la península, resultaría en el colapso de los sistemas económicos y sociales y tendría un impacto devastador en los estados vecinos, especialmente en Japón, lo que perjudicaría la economía mundial.

Dependiendo de la extensión de la contaminación radiactiva y de otras destrucciones ambientales, “el resto del mundo podría enfrentar una crisis sin precedentes de refugiados del orden de decenas de millones de personas”, asegura Loretz, y si China o Rusia fueran arrastradas al conflicto por el uso de armas nucleares estadounidenses, “la escalada podría conducir a una guerra nuclear global”, continúa él, y concluye que por eso es “absolutamente esencial evitar el primer uso de un arma nuclear por parte de cualquiera”.

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