La ola azul de los demócratas en las elecciones legislativas no fue la esperada y, aún así, la mayoría que alcanzaron en la Cámara de Representantes demuestra su capacidad de presionar al gobierno de Donald Trump. El riesgo de investigaciones desde la cámara baja sobre la injerencia de Rusia en la elección del presidente en 2016 estará presente durante los dos años que le quedan de mandato. Esta nueva realidad muestra efectos inmediatos.
En cuestión de horas, la estrategia de Trump pasó de la concertación a la amenaza. Primero, mostró una cara amable al felicitar a la actual líder de la minoría demócrata, Nancy Pelosi, a quien había atacado de forma implacable durante la campaña.
Pero poco después, fiel a su estilo, anunció por Twitter la salida del cargo del fiscal general Jeff Sessions, una figura incómoda para él en la investigación sobre la llamada trama rusa. Sessions, nombrado por Trump en 2016, se excluyó de esta investigación, lo que causó que fuera adelantada, hasta ahora, por el fiscal especial Robert Mueller.
La movida de Trump, que trasladaría la investigación al fiscal general encargado Mattew Whitaker es en opinión de Sandra Borda, magister en Ciencia Política de la Universidad de Wisconsin-Madison, la prueba del “temor de Trump ante las consecuencias de la llegada de los demócratas a la Cámara”. Sin embargo, aún está en duda si estos elegirán ser un riesgo para Trump o buscarán la negociación.