La “isla del encanto” demostró su alto nivel de preparación al enfrentar el ciclón tropical más fuerte de su historia desde que se lleva registro de este fenómeno: María. Si bien la alcaldesa de San Juan, Carmen Cruz, afirmó que en Puerto Rico “la devastación es absoluta”, al cierre de esta edición no se reportaron personas muertas.
Entretanto, el huracán registró vientos de 185 kilómetros por hora lo que significó la merma a categoría 3, de menor amenaza mientras pasa por cercanías a República Dominicana.
Ya al tocar tierra en Puerto Rico en la madrugada de ayer había mermado a categoría 4, pero contaba con similar poder destructivo con vientos de 250 km/hora, según los boletines del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.
El gobernador de la isla, Ricardo Rosselló, pidió a los ciudadanos que no se dejen engañar porque el ojo de María ya haya pasado, ya que hay que esperar a que también pase su cola de tormentas. “El peligro continúa. Hay aviso de inundaciones para todo Puerto Rico. Sigan en lugares seguros”, escribió en Twitter.
Las comunicaciones son difíciles en la isla, que quedó en un 100% sin energía eléctrica, un servicio que demostró fragilidades con el paso hace dos semanas del huracán Irma. Precisamente, por cuenta del embate del ciclón anterior en territorio puertorriqueño —6 de septiembre— 50.000 hogares se encontraban aún ayer sin energía y 200 personas seguían en refugios cuando María tocó tierra.
Roselló decretó un toque de queda que se extenderá hasta el sábado y que tendrá lugar cada día entre las 6 p.m. y las 6 a.m. El gobernador explicó dicha decisión al considerar que “mantener el orden es fundamental para que autoridades puedan ejecutar”.