Contrario a lo que cabría esperar de un país crispado por el enfrentamiento entre el presidente Lenín Moreno y su antecesor en el cargo, Rafael Correa, Ecuador vivió su jornada electoral más importante de los últimos años —la consulta contra la reelección indefinida y la corrupción—, en completa tranquilidad. Ni siquiera una campaña en la que hubo agresiones y agravios bastó para empañar ayer el ejercicio democrático en el país.
Por este motivo, aún sin saber si había ganado en sus pretensiones de lograr el sí de la población frente a siete propuestas políticas, el mandatario elogió a los ecuatorianos por su civismo en la jornada.
“Felicito a la ciudadanía por estar viviendo una fiesta democrática en paz, con tolerancia y con respeto”, dijo Lenín en la rueda de prensa posterior al momento en que depositó su voto en la urna, en la Universidad Tecnológica Equinoccial de Quito.
Sobre las 8:30 p.m, el Consejo Nacional Electoral daba razón a las encuestas al informar con el 25 % de las mesas escrutadas, del triunfo provisional del sí en todas las preguntas, con una ventaja promedio de 37,3 puntos porcentuales, al registrar una media de 68,6 % de los votos frente a 31,3 % del no. La participación fue ejemplar, al considerar que acudió a votar el 74,8 % del padrón electoral.
Triunfo de los ecuatorianos
A falta de los datos definitivos al cierre de esta edición, EL COLOMBIANO abordó las implicaciones del escenario que contemplan los boletines del CNE ecuatoriano —que afirmó que la tendencia es irreversible—: el triunfo de Lenín en sus pretensiones más fundamentales para desmarcarse definitivamente de Correa y obtener plena autonomía.
Tal como explicaron algunos expertos con anterioridad, el resultado sería en ese caso para Moreno la absoluta garantía y legitimidad para gobernar a su modo e implementar las políticas que considera necesita el país en este momento de precariedad económica. Sin embargo, esto no necesariamente saca a Correa por completo del ruedo:
“La era de la hegemonía de Correa se terminó, pero no es que desaparezca del escenario político. Él ya no podrá imponer las cosas, pero si tiene una derrota consistente y conserva un 40% de la votación, sin duda no desaparecerá”, dijo Teodoro Bustamante, sociólogo e investigador de Flacso Ecuador.
Ayer, César Rodríguez, exparlamentario de Alianza País, expresó que el alcance del referendo va mucho más allá de la disputa entre los líderes de la izquierda.
“La consulta es extremadamente importante para el futuro del Ecuador. El triunfo en ella recupera la democracia y la institucionalidad en servicio de la ciudadanía, esto concretamente con a la reforma del Consejo de Participación Ciudadana (ente de lucha anticorrupción), que se había alejado de su responsabilidad y se volvió solo una agencia de empleo del Gobierno. También garantiza la alternancia en el poder”, dijo.
En suma, para Rodríguez “esta es una consulta del pueblo ecuatoriano y no del presidente. Si bien le da legitimidad a su Gobierno, lo primordial es que lo hace para que este le dé al país respuestas concretas. En estos momentos de crisis económica, los ciudadanos quieren ver señales de que las cosas van a cambiar con respuestas concretas. El referendo no es un cheque en blanco y Lenín debe tomarlo con responsabilidad”.
Precisamente, mientras se conocía el 25 % de los resultados, Lenín ya celebraba en discurso televisado , pero le daba la razón: “este triunfo es de los ecuatorianos”..