Ayer los argentinos dieron un veredicto frente a la gestión del gobierno de Mauricio Macri, y lo expresaron en su voto para las legislativas. Con triunfos en las provincias más importantes y en Buenos Aires, el oficialismo no solo consolida su capital político en el Congreso, sino que da un golpe de opinión y sale reforzado de estos comicios como triunfador.
Con 88 % de las mesas escrutadas, Cambiemos obtenía, al cierre de esta edición, 42 % del apoyo a nivel nacional frente a 30 % para la bancada kirchnerista Unidad Ciudadana. En Buenos Aires, el apoyo a Kirchner sube al 36 %, pero sigue lejos de la cifra que alcanza el macrismo (42 %).
Según escribió en un análisis Javier Calderón, investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, el oficialismo construyó un “efecto teflón”, que en la jerga política se entiende como hacerse oídos sordos a la crítica.
De esa forma, Cambiemos logró desviar el impacto negativo que podían significarle a tres reformas regresivas sobre el régimen laboral, el sistema de salud y el sistema educativo, así como la sonada desaparición de Santiago Maldonado, un activista de 28 años que se habría ahogado en el río Chubut cuando defendía a los indígenas mapuche de la pérdida de territorios ancestrales.
Aunque Calderón mismo decía que difícilmente Cambiemos iba a obtener la mayoría absoluta este domingo, advirtió que esa opción, sin duda, le permitiría validar y acelerar las políticas de ajuste económico que necesitan ser avaladas por el Legislativo.
El macrismo resultaba victorioso sobre todo en Buenos Aires (donde Cambiemos invirtió 4 millones de dólares para la campaña) y en Santa Fe, Córdoba y Mendoza, sus bastiones electorales.
“De manera que estas elecciones coronan una gestión muy difícil de dos años del macrismo y avalan a un gobierno que no tenía experiencia previa a nivel nacional y que heredó una situación complicada del kirchnerismo”, apunta Vicente Palermo, experto del Centro de Investigaciones Políticas (Cipol) y columnista de los periódicos Clarín y La Nación.
Palermo hace referencia a lo que dejaron ocho años de poder de Fernández en Argentina. Luego de que su fallecido esposo, Néstor Kirchner, revolucionara al país con políticas sociales y restableciera la economía, sus reformas llevaron de vuelta a la inflación, y tampoco le ayudó la muerte del fiscal Alberto Nisman, que apareció con un tiro en la cabeza en 2015, cuatro días después de haber denunciado a la presidenta por el supuesto encubrimiento de los acusados iraníes por el atentado a la Amia, que en 1994 dejó 85 muertos.