El régimen cubano intenta dar visos de movimiento, de reacomodo de fuerzas tras 59 años de gobierno de los Castro. Ayer, la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba votó favorablemente para nominar al actual primer vicepresidente del país, Miguel Díaz-Canel, como el posible sucesor del saliente jefe de Estado, Raúl Castro Ruz.
Desde las elecciones, el 11 de marzo, era la acción que se esperaba. Díaz-Canel viene siendo señalado hace varios años como el personaje en el que Raúl confía para que salvaguarde el legado del régimen en los años por venir. No obstante, falta que en otra votación los diputados comunistas aprueben la llegada de este político a la Presidencia del Consejo de Estado.
Lo previsible es que eso ocurra hoy, y periodistas de línea castrista lo confirmaron a EL COLOMBIANO: “se proclamará este jueves la sucesión y se le entregará a Díaz-Canel la responsabilidad de liderar los destinos de la nación”, aseguró Iroel Sánchez, columnista de opinión en la isla y expresidente del Instituto Cubano del Libro.
Reacomodo esperado
Horas antes de la nominación del previsto sucesor de Castro, se conformaron otros entes del Estado cubano, como el propio Legislativo del régimen comunista, dado que juraron 604 de los 605 diputados electos en los comicios generales de marzo. Asimismo, ya se renovaron varios de los cargos del Consejo de Estado con personajes más jóvenes del régimen, y aunque se mantuvo la continuidad de viejos funcionarios de la máxima institución, desde ahí se intenta mostrar un estilo renovado de gobernar.
En tanto, para la primera vicepresidencia del Consejo de Estado, la misma que detentaba Díaz-Canel, fue propuesto Salvador Valdés Mesa, de 73 años, un veterano dirigente sindical que, de ser ratificado, sería el cubano de raza negra que ha llegado más alto en los rangos políticos de la isla.
Y entre las continuidades más reconocibles dentro del régimen, medios oficiales mencionan la del comandante Ramiro Valdés, de 85 años, uno de los guerrilleros que más destacaron bajo las órdenes de Ernesto “Che” Guevara y perteneciente a la primera generación de insurgentes de la Sierra Maestra.
De cualquier forma, ¿representaría Díaz-Canel un nuevo estilo de gobernar? Expertos consultados por EL COLOMBIANO expresaron su escepticismo.
“La tradición Castro sigue siendo muy poderosa y no habrá cambios fundamentales, porque no se trata de una salida obligada, sino de una salida deseada del máximo cargo. Miguel Díaz-Canel es de las entrañas del régimen y es previsible que no se produzca una apertura real. Hubo unas reformas muy tímidas para introducir ciertos incentivos para que la gente participe de cierto modo en el mercado, pero la isla sigue abocada a un régimen socialista que no se parece al que dio relativamente mayores libertades en China”, explicó Juan Carlos Ruiz, docente de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.
Desde la perspectiva interna del oficialismo en la isla, Iroel Sánchez expresó una opinión similar respecto a qué posibilidad hay de un viraje con Díaz-Canel: “los ciudadanos cubanos no ven en el traspaso mayor trauma, dado que saben que se trata de una sucesión entre dos personas que llevan muchos años trabajando juntas”.
De la línea de hierro
Precisamente sobre el perfil que tiene Miguel Díaz-Canel y de las señales que de su carrera política podrían indicar una liberalización del sistema, existe un consenso en que nada lleva a especular con que tendría un estilo distinto para gobernar.
Cómo explicó Sánchez, “el nuevo presidente se forjó desde sus inicios en las instituciones del Estado. Fue ministro, y acumula una trayectoria que le permitió llegar a donde está hoy”.
No obstante, dio más luces sobre su pensamiento político e incluso personal: “es un ingeniero electrónico y tiene gran interés y afinidad intelectual por las nuevas tecnologías. Es una persona estudiada, que provino de una familia humilde. Es abierto a la participación y tiene un enfoque muy contemporáneo respecto a cómo debe ir la economía”.
Ruiz por su parte es escéptico “por lo pronto sobre el escenario en que Díaz-Canel liberalice la economía como lo hizo China en décadas pasadas. Persiste el apego a estructuras socialistas y el temor de que si se reforma ese funcionamiento se pierda el control. Puede haber sorpresas, pero de momento nada indica eso”.
Retos que se vienen
Por ese motivo, la línea en la que posiblemente el nuevo mandatario decidirá las prioridades futuras de la isla son, en opinión de los expertos, las de consolidar las alianzas internacionales o fortalecer las nuevas relaciones, mientras que la isla intentará así amortiguar el retorno al hielo en los intercambios con un EE. UU. gobernado por Trump.
El régimen cubano intenta dar visos de movimiento, de reacomodo de fuerzas tras 59 años de gobierno de los Castro. Ayer, la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba votó favorablemente para nominar al actual primer vicepresidente del país, Miguel Díaz-Canel, como el posible sucesor del saliente jefe de Estado, Raúl Castro Ruz.
Desde las elecciones, el 11 de marzo, era la acción que se esperaba. Díaz-Canel viene siendo señalado hace varios años como el personaje en el que Raúl confía para que salvaguarde el legado del régimen en los años por venir. No obstante, falta que en otra votación los diputados comunistas aprueben la llegada de este político a la Presidencia del Consejo de Estado.
Lo previsible es que eso ocurra hoy, y periodistas de línea castrista lo confirmaron a EL COLOMBIANO: “se proclamará este jueves la sucesión y se le entregará a Díaz-Canel la responsabilidad de liderar los destinos de la nación”, aseguró Iroel Sánchez, columnista de opinión en la isla y expresidente del Instituto Cubano del Libro.
Reacomodo esperado
Horas antes de la nominación del previsto sucesor de Castro, se conformaron otros entes del Estado cubano, como el propio Legislativo del régimen comunista, dado que juraron 604 de los 605 diputados electos en los comicios generales de marzo. Asimismo, ya se renovaron varios de los cargos del Consejo de Estado con personajes más jóvenes del régimen, y aunque se mantuvo la continuidad de viejos funcionarios de la máxima institución, desde ahí se intenta mostrar un estilo renovado de gobernar.
En tanto, para la primera vicepresidencia del Consejo de Estado, la misma que detentaba Díaz-Canel, fue propuesto Salvador Valdés Mesa, de 73 años, un veterano dirigente sindical que, de ser ratificado, sería el cubano de raza negra que ha llegado más alto en los rangos políticos de la isla.
Y entre las continuidades más reconocibles dentro del régimen, medios oficiales mencionan la del comandante Ramiro Valdés, de 85 años, uno de los guerrilleros que más destacaron bajo las órdenes de Ernesto “Che” Guevara y perteneciente a la primera generación de insurgentes de la Sierra Maestra.
De cualquier forma, ¿representaría Díaz-Canel un nuevo estilo de gobernar? Expertos consultados por EL COLOMBIANO expresaron su escepticismo.
“La tradición Castro sigue siendo muy poderosa y no habrá cambios fundamentales, porque no se trata de una salida obligada, sino de una salida deseada del máximo cargo. Miguel Díaz-Canel es de las entrañas del régimen y es previsible que no se produzca una apertura real. Hubo unas reformas muy tímidas para introducir ciertos incentivos para que la gente participe de cierto modo en el mercado, pero la isla sigue abocada a un régimen socialista que no se parece al que dio relativamente mayores libertades en China”, explicó Juan Carlos Ruiz, docente de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.
Desde la perspectiva interna del oficialismo en la isla, Iroel Sánchez expresó una opinión similar respecto a qué posibilidad hay de un viraje con Díaz-Canel: “los ciudadanos cubanos no ven en el traspaso mayor trauma, dado que saben que se trata de una sucesión entre dos personas que llevan muchos años trabajando juntas”.
De la línea de hierro
Precisamente sobre el perfil que tiene Miguel Díaz-Canel y de las señales que de su carrera política podrían indicar una liberalización del sistema, existe un consenso en que nada lleva a especular con que tendría un estilo distinto para gobernar.
Cómo explicó Sánchez, “el nuevo presidente se forjó desde sus inicios en las instituciones del Estado. Fue ministro, y acumula una trayectoria que le permitió llegar a donde está hoy”.
No obstante, dio más luces sobre su pensamiento político e incluso personal: “es un ingeniero electrónico y tiene gran interés y afinidad intelectual por las nuevas tecnologías. Es una persona estudiada, que provino de una familia humilde. Es abierto a la participación y tiene un enfoque muy contemporáneo respecto a cómo debe ir la economía”.
Ruiz por su parte es escéptico “por lo pronto sobre el escenario en que Díaz-Canel liberalice la economía como lo hizo China en décadas pasadas. Persiste el apego a estructuras socialistas y el temor de que si se reforma ese funcionamiento se pierda el control. Puede haber sorpresas, pero de momento nada indica eso”.
Retos que se vienen
Por ese motivo, la línea en la que posiblemente el nuevo mandatario decidirá las prioridades futuras de la isla son, en opinión de los expertos, las de consolidar las alianzas internacionales o fortalecer las nuevas relaciones, mientras que la isla intentará así amortiguar el retorno al hielo en los intercambios con un EE. UU. gobernado por Trump.