Estás en un momento decisivo de tu vida y te preguntas: “¿qué voy a hacer? ¿seguiré estudiando? ¿qué decisión tomaré?”. Miras a tu alrededor y puedes darte cuenta de que tus amigos y compañeros de colegio no tienen claro qué hacer pues son muy jóvenes y consideran que esas decisiones se pueden tomar después.
No sabes si averiguar con tus padres o con tus profesores y te pones a pensar: “¿Y yo, para qué voy a seguir estudiando?”. Porque a los jóvenes les gustan los retos, arriesgarse, ser alguien más, “ser una persona que sobresalga en su círculo de amigos, de compañeros de estudio y de la familia” dice, Elvira Rosa Aguilar Bustamante, sicóloga y colegiada adscrita al Colegio Colombiano de Psicólogos.
Estudiar te ayuda a crecer como ser humano, a descubrir qué misión tienes en el mundo y qué aporte puedes hacer para mejorarlo.
Te dará herramientas para cumplir tu sueño, o te orientará en la búsqueda de ti mismo. “Si yo estudio lo que me gusta, escojo un oficio que me atraiga, estoy más abierto al mundo”, dice Elvira Rosa. Lo más importante es que prefieras lo que te guste, lo que te va a potenciar durante la vida.
Continuar la educación te permite conocer más, aprender más. Para Gina Parody, directora del Sena, “las oportunidades en la vida vienen del estudio, cuando uno se educa tiene más alternativas: un joven que no se forma, tiene menos opciones” .
Técnica o tecnología
También, necesitas unas competencias mínimas para poder trabajar, y estas se adquieren a través de un proceso de formación. “Antes, si uno quería empezar a trabajar, como mínimo necesitaba cursar el bachillerato pero en estos momentos eso ya no es posible. Aunque el individuo se desempeñe en lo más básico, se requiere contar con unas habilidades y esas son fruto de un proceso de aprendizaje, explica Juan David Suárez, rector del Cesde. “Porque habilitar a los jóvenes para el trabajo les da la oportunidad de ser reconocidos en una sociedad y de aportarle a esa sociedad”, agrega Mauricio Morales Saldarriaga, rector de la Institución Universitaria Pascual Bravo.
En el colegio has adquirido conceptos, herramientas y un conocimiento específico de la formación. Pero, en el transcurso de la vida se presentan muchas oportunidades que puedes aprovechar cuando recibes formación relacionada con el hacer, elementos claves en la formación técnica. “Como estudiante puedes crear, formar parte de equipos de trabajo e incluso, cuando termines tus estudios, formar una empresa”, apunta Mauricio Morales. Lo que complementa Juan David al señalar que cuando estudias un programa de formación para el trabajo, aprendes lo que necesitas para desempeñarte y no recibes materias de “relleno”. Por ejemplo, “un tecnólogo en procesos de calidad tiene claro cuál es su rol en la empresa, qué tiene que hacer en una fábrica para mejorar los procesos”, dice la directora del Sena.
De igual forma, con la formación en competencias en una institución técnica o tecnológica puedes interactuar con otras personas y eso te ayuda en tu crecimiento como persona. Además, contarás con la certificación de una entidad que está reconocida por el Estado en la que se certifica que cuentas con los conocimientos para desarrollar un trabajo específico.
Asimismo, si estás cursando noveno o ya lo terminaste averigua si puedes cursar décimo y once y paralelamente estudiar un programa técnico en jornada contraria. O sea, en el colegio por la mañana y la técnica por la tarde. Al culminar el grado once, tendrás experiencia y la posibilidad de trabajar en una empresa y continuar tus estudios si así lo prefieres. Ten presente que los programas de formación para el trabajo son complementarios a la universidad y “que un técnico tiene un 70% de enganche laboral y un tecnólogo un 75%”, dice Parody. Hay muchas posibilidades busca lo que te guste, lo que pueda acercarte a tus sueños, indaga sobre algo que cumpla tus expectativas y quién te oriente antes de tomar una decisión.