Primero fue Aquivaldo Mosquera; luego Jackson Martínez y, ahora, Víctor Ibarbo. El último está viviendo lo que padecieron los dos anteriores, uno con Nacional y el otro con Medellín, también en el Atanasio Girardot.
Después de ser vilipendiados por la tribuna, terminaron siendo ídolos de los mismos que no tuvieron piedad para gritarles improperios cuando se equivocaron al intentar hacer las cosas bien.
Al principio de esta temporada cada que el vallecaucano Ibarbo tocaba la pelota los hinchas le gritaban al técnico Ramón Cabrero "saquen a ese malo"... "siéntenlo que se pisó la cola". El domingo pasado más de 20.000 personas lo aplaudieron, porque Víctor fue el autor intelectual de los dos goles y del triunfo de Nacional en casa luego de tres meses sin hacerlo.
El morocho, de 19 años de edad, que agradece "la paciencia que me tuvo el técnico Cabrero para mostrar mis condiciones" y acepta que las "rechiflas fueron la clave para aprender y cambiar", le está devolviendo al verde el fútbol que tenía oculto.
Apenas está despegando, pero sus últimas actuaciones han sido tan destacadas que el mismo estratega Cabrero reconoce que "es de los chicos que más está creciendo como jugador en el club, ya que cada día hace más cosas buenas al arrancar bien, romper y generar opciones de gol".
Esa calificación sobresaliente que le entrega el entrenador por sus progresos futbolísticos tiene pensando a Ibarbo en un Nacional "más equilibrado y continuo en su fútbol" para conseguir la primera victoria del año ante los opitas, pues en el 2009 van dos empates (3-3 el 18 de marzo en Neiva y 1-1 el 29 de agosto en el Atanasio) en igual número de partidos.
Ibarbo comenzó como carrilero izquierdo, ahora que aparece por el otro perfil enderezó su camino y, al aliarse con Edwin Cardona y Giovanni Moreno, le empezó a dar más salida y fútbol al onceno verdolaga en el momento indicado: la semifinal.
Pico y Placa Medellín
viernes
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