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EL MIEDO A LA PALABRA “NO”

  • EL MIEDO A LA PALABRA "NO" |
    EL MIEDO A LA PALABRA "NO" |
03 de febrero de 2014
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Necesitamos rescatar el valioso adverbio "no", para una generación desbocada y sin límites, que se cree con derecho a hacer cualquier cosa, a la hora que sea y en el lugar más inoportuno; que parece no saber sopesar las consecuencias de lo que hace ni mucho menos las normas mínimas de buen decoro y comportamiento social.

Muchos de nuestros chicos son víctimas de un ambiente (familiar y escolar) donde la ausencia de límites, por el pánico de los adultos a la palabra "no", los hizo creer que tienen licencia para comportarse de cualquier manera; y como resultado, tenemos una sociedad donde cada vez los comportamientos inadecuados hacen más difícil vivir juntos.

Tenemos que entender que parte de la formación de las nuevas generaciones consiste en enseñarles cómo vivir en comunidad: tienen que tener claro que el mobiliario urbano no se daña ni se raya, que la basura no se arroja a la calle, que los árboles no se cortan; deben saber dónde se puede comer y dónde no; dónde no se puede hablar en voz alta, cuáles son los lugares aptos para las fiestas y bullicios, y a qué horas y dónde no se puede hacer bulla porque hay otros a quienes debemos respetar el silencio, la concentración, el sueño, etc.

Pero sin miedo al no. No entiendo ni el pánico a esta palabra ni el miedo a hacerla cumplir. Porque el que está creciendo siempre querrá poner a prueba ese límite. "Vamos a ver si es verdad que esto no se puede hacer". Por eso siempre tiene que haber alguien recordándolo, y en caso final, alguna sanción para quien sobrepase el límite.

No es traumático para nadie un "no"; por el contrario: le ayuda a entender hasta dónde se puede mover con libertad, sin atropellar a los otros y sin sufrir consecuencias dolorosas. Tenemos que ser claros y firmes para evitar una ciudad que, además de hacinada, se vuelva invivible porque nadie sabe respetar las zonas comunes.

Esta sociedad no solo necesita retomar la senda del comportamiento moral que incluye el cuidado de la vida y a la dignidad del otro; también hace parte del comportamiento moral retomar la buena conducta social, que significa el respeto del espacio común. Esto es lo que nos hace más llevadera la vida en comunidad, ya de por sí difícil.

El límite es seguridad para el ser humano. Cuando en una noche de tormenta el borde de la carretera no está bien trazado, el miedo al abismo imprevisto nos paraliza; cuando el límite está bien marcado, avanzamos con firmeza y seguridad.

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