- Es el director de la Fundación Ferrocarril de Antioquia.
- La entidad fue distinguida con el Premio Nacional de Cultura.
- Velan por el respeto del patrimonio tangible de Antioquia.
Jaime Horacio Arango Duque
Medellín
Gracias a su perseverancia y sensibilidad por valorar y respetar la identidad, edificaciones que estuvieron en ruinas y a punto de ser demolidas, como La Estación Medellín, son hoy parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad.
En contravía de la corriente que dominaba la arquitectura en 1980, justo en el año que se graduó en la Universidad Pontificia Bolivariana, Álvaro Sierra decidió marcharse a Italia a estudiar restauración, un tema del que nunca le hablaron en la universidad.
A su regreso al país, cuando sus compañeros de curso lideraban la construcción de grandes torres en la ciudad, Sierra se empecinó en recuperar la Estación Medellín, que en su momento era propiedad de las Empresas Departamentales de Antioquia (EDA), y que iba ser demolida para darle paso a un parqueadero para el recién construido Centro Administrativo La Alpujarra.
"La idea no es mirar las edificaciones con el ojo de la ruina, sino con el valor histórico y vivencial que cargan esas construcciones", anota Sierra, quien como director de la Fundación Ferrocarril de Antioquia, fue distinguido con el Premio Nacional de Excelencia de Cultura.
A través de la Fundación, institución que nació durante el proceso de restauración de la Estación Medellín, Álvaro Sierra ha liderado la recuperación de patrimonios tan representativos para Antioquia y Medellín, como el edificio Carré, el Puente Guayaquil, el Palacio Municipal (donde hoy funciona el Museo de Antioquia), la basílica Nuestra Señora de la Candelaria y el Circo Teatro Girardot, en Titiribí, entre muchas otras.
Trabajo en equipo
La distinción que el Ministerio de Cultura le hizo a la Fundación, Sierra la recibe como un reconocimiento a la labor de equipo, de las 12 personas que laboran a su lado en el proceso de concientizar a la sociedad sobre la importancia de "valorar lo que tenemos, de respetar y valorar el patrimonio", anota el arquitecto, quien ya había sido distinguido con el Premio de la Bienal de Arquitectura en 1992.
Entre sus grandes satisfacciones está que en las universidades ya se dicta la cátedra de patrimonio y que cada vez la gente se identifica más con su entorno y lo respeta.
Entre sus grandes frustraciones queda la imagen que vio frente a sus ojos, cuando fue demolido un patrimonio valioso como el Pasaje Sucre, una edificación para la que él y otros arquitectos tenían diversas propuestas de recuperación y uso.
Testigo del trabajo de los últimos 19 años de la Fundación Ferrocarril de Antioquia también son la Catedral Metropolitana, la Casa Ditaires, en Itagüí; la Casa Constitucional, en Santa Fe de Antioquia; la capilla Nuestra de la Candelaria, en Sabaletas; el puente Bolívar, en Donmatías, y la capilla del cementerio San Pedro.
Sierra se emociona cada vez que habla de patrimonio, de restauración, de conservación..., un sentimiento que contagia y que transmite a cada uno de sus colaboradores y visitantes de su oficina, ubicada en el segundo nivel de la Estación Medellín, edificación que hace 20 años encontró en ruinas y hoy hace parte de los bienes de interés cultural del país.
La Plaza de Florez está en riego
"Restaurar es el arte de reintegrar el patrimonio a la vida útil, conservando su esencia original", anota el arquitecto Álvaro Sierra al definir el tema de restauración.
Actualmente, la Fundación Ferrocarril de Antioquia adelanta procesos de restauración y conservación en las catedrales de Santa Fe de Antioquia y Jardín, además de la parroquia de San Antonio de Pereira, en Rionegro, y en la cúpula de la iglesia de San Antonio, en el Centro de Medellín.
A Sierra le preocupa el futuro de edificaciones tales como la Plaza de Florez, la gran mayoría de iglesias de la ciudad, el mismo aeropuerto Olaya Herrera, así como el entorno urbano de barrios como Prado Los Ángeles y La Floresta, y sectores industriales como Simesa y el Ferrocarril de Bello.