Mientras se disputaba la prueba clasificatoria de los 5.000 metros femenino, que dominaba con autoridad la etíope Almaz Ayana, medalla de oro en los 10.000 metros en Río y que acabó ganando la serie, un conmovedor gesto se robó la atención de los asistentes al estadio Olímpico.
Durante la carrera, la neozelandesa Nikki Hamblin y la estadounidense Abbey D’Agostino le demostraron al mundo que el compañerismo está por encima de la rivalidad de la competencia.
Todo comenzó cuando la atleta neozelandesa Hamblin pisó el borde de la superficie, y al perder el equilibrio, de manera inesperada se fue al piso. Detrás de ella corría D’Agostino, que al no poder evitarla, se tropezó y también cayó.
Después de unos segundos en el suelo, D’Agostino, quien tenía...
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