Entrevistarlo no es fácil. O mejor, plasmar por escrito el resultado de una entrevista con él es lo difícil. Y no porque se dé aires de divo o acceder a él sea una labor titánica.
Lo que pasa es que en medio de la charla va asumiendo algunos de esos personajes o situaciones que pintan a distintas generaciones y salen a flote sus modismos, sus gestos, su tono de voz y sus expresiones; y no siempre el papel las refleja bien. Pero aquí vamos con Andrés López y esa Pelota de Letras que cumple 10 años de escenario en escenario por el mundo.
Un ser vivo
“Nadie se baña dos veces en la misma comedia”, parafrasea el comediante a Heráclito, reflejando la dinámica que él ve en su obra más reconocida, y que esta semana celebra en Medellín sus dos lustros, y que luego de más de 1.500 presentaciones en todo el mundo, dice su creador, es como un ser vivo. “Yo veo La Pelota de Letras como un esqueleto de pescado, y entonces encima de este como que el genoma crece y crea los músculos, y después sale una cosa que uno no imaginaba. Porque cada momento en que sucede La Pelota de Letras es distinto”
De esa generación de la guayaba, que iba a fiestas en las que sonaba Rikarena (“Te voy a hacer falta, te voy a hacer falta mami, te voy a hacer falta, te voy a hacer falta mami”) ahora el impulsor del género stand up comedy da cuenta de las fiestas en las que manda el reguetón -“Mira lo que te tengo, mira lo que te tengo, te voy a someter, yo sé que estas ofendida porque embaracé a tu prima”, canta entre risas el comediante-.
Y aunque ya los muchachos de hoy no van a la tienda de discos (¿existen aún?) ni le cantan al vendedor la canción que quieren comprar, y todo llega por streaming y hablan de playlist; Andrés López está seguro que la Pelota sigue rodando, y los mismos jóvenes la piden. “Uy, son los que más exigen que se presente. Las redes sociales, la generación Z, la generación AA y la generación Y son los que más la piden. Son los que dicen. ‘Por favor, Andrés, tienes que presentarla, por favor. Cuando yo era niño, me acompañó la infancia, en serio men, en serio, en serio’”, y parece uno oir y ver a esos adolescentes despreocupados pidiéndole al artista una muestra de su show.
-¿Pero sigue siendo La Pelota de Letras el objeto de identidad entre las generaciones, o cuál sería hoy ese ícono?
“La pelota es popular en el sentido de que cualquier clase social la conoció, sino que también se practicaban todo tipo de juegos. Los amigos jugábamos a encontrar el nombre, a imprimirla y con un kilométrico rayarla y jugar a la impresión, ese era el tatuaje, porque en mi época no había tatuajes”.
Y si en estos diez años La Pelota de Letras cambia en cada presentación, el que no parece cambiar, por lo menos en su esencia y su pasión por la comedia es Andrés. “Sigo siendo el muchacho de mochila y tenis, caminando por la universidad, y parándose espontáneamente a contar. Eso sigue así”.