La elaboración de los manuales de convivencia en las instituciones educativas del país no pueden exceder los límites de las normas que regulan el tema de convivencia en los colegios, y que están reguladas en la Ley de Convivencia Escolar, que es la 1620 de 2013.
Así lo señaló la coordinadora del programa de Escuelas para la Vida de la Secretaría de Educación de Medellín, Hilda Beverly Rivera Ruiz.
En este sentido, explica la funcionaria, “La ley 1620 es clara en cuanto a que se deben tener en cuenta los derechos sexuales, humanos y reproductivos de los niños, niñas y adolescentes”. Bajo esta premisa el sicólogo, con maestría en supervisión educativa Mauricio Roa Mackenzie explica que además de la regulación de las relaciones de alumnos, docentes, directivos y padres de familia; los manuales de convivencia escolar deben tener como uno de sus fundamentos, la tolerancia.
Para el experto, el tema de la afectividad hace parte del entorno de las relaciones que se dan en el entorno educativo, especialmente entre los alumnos y señala que los niños y adolescentes tienen el derecho a demostrar su afectividad como parte del desarrollo de su personalidad. “Si yo quiero coger de la mano a la otra persona y estamos dentro del entorno escolar, y esa persona quiere, es algo absolutamente normal, y no debe estar regulado o prohíbido por un manual de convivencia”, como lo propuso en su momento el procurador General de la Nación, Alejandro Ordoñez, ejemplifica el experto en temas educativos del Politécnico Grancolombiano.
La construcción del manual de convivencia en las instituciones educativas, plantea la coordinadora del programa de Escuelas para la Vida, se enmarca en los límites que se despreden desde el marco de la ley general de la educación y los derechos de todo joven y adolescente menor y mayor de 14 años, “después de los 14 años adquiere derechos sexuales y reproductivos, como tener una orientación sexual, una identificación de género” Es así que independientemente del enfoque pedagógico que tenga el colegio. Agrega si que también esos derechos sexuales lo que implican es un ejercicio responsable, autónomo sin ningún tipo de coacción, violencia, discriminación.
El manual de convivencia, añade, debe promover la construcción de ciudadanía y las competencias ciudadanas, también velar por el respeto de los derechos humanos y entre ellos los derechos humanos sexuales y reproductivos, respetar la participación democrática dentro de la institución educativa. Y finalmente el manual debe establecer los protocolos de activación de rutas de atención integral y las acciones pedagógicas que deben dársele a las situaciones que afectan la convivencia escolar.