Hace 16 años cuando solo se hablaba del impacto negativo del fenómeno de El Niño en la productividad agrícola del país, una fábrica de innovación y biopesticidas para la protección de cultivos con métodos alternativos se gestó en Antioquia.
Incubada en una empresa de flores, nació Ecoflora como emprendimiento de alto valor agregado dedicado a la producción de bioplaguicidas obtenidos a base de extractos de plantas. “Se vivía el problema de no poder controlar las plagas en cultivos, pero empezamos a buscar soluciones distintas a la utilización de agroquímicos de síntesis que por décadas fueron la única alternativa. Ese fue nuestro emprendimiento y nos embarcamos en esa tarea titánica”, dice Nicolás Cock, gerente de la marca.
La humanidad se ha dado cuenta del error de abusar de los productos químicos por su perjuicio en la salud humana. Los Cock, una familia emprendedora, preocupada por el tema ambiental por la dependencia de los agroquímicos, es ejemplo de éxito en innovación abierta, involucrando a grupos de investigación de universidades nacionales e internacionales.
De hecho, en los últimos tres años ha invertido cerca de 15 millones de dólares en investigación y desarrollo, que equivale más o menos al 25 por ciento de los ingresos totales de la compañía en este lapso. Esto se ha traducido en el desarrollo de patentes y de nuevos mercados: exportan el 80 por ciento de lo producido.
De 2012 para acá han comercializado 100.000 litros de extractos vegetales de uso agrícola, que sirven para proteger hasta un millón de hectáreas cultivadas, las cuales pueden producir 100.000 toneladas de alimentos, con la ventaja de tener menos residuos químicos, beneficios que todavía no están en la exigencia del consumidor local.
Por ejemplo, de la hoja de Limoncillo desarrollan un biofungicida para controlar enfermedades en cultivos frutales, fresas, flores, con alta eficacia. Cuentan con una planta de extracción en La Ceja, donde obtienen los principios activos de sus productos, otra planta de formulaciones ubicada en zona franca de Rionegro y desde donde exportan a 6 países: E.U, Ecuador, Perú, Costa Rica, México y Chile.
En 2011 hicieron un join venture con una empresa internacional que validó lo que venían haciendo de forma pionera. Ese año nació Ecoflora Care que se escindió con dos unidades de negocio: una línea de aseo con la que fabrican detergentes, jabones, limpiadores, lavaplatos, con la promesa de valor siendo los más naturales del mercado.
Otra línea es el colorante azul, apto para el consumo de alimentos. Cuentan con el Invima en Colombia y exportan a Alemania, Francia y E.U. “Es una tecnología disruptiva porque este colorante azul es a base de jagua (fruta) y sirve para la industria de alimentos. Han sido 9 años de investigación conjunta con la Universidad de Antioquia, beneficiando a comunidades indígenas como los Emberá”.