Pie derecho, pie izquierdo, y asciende al podio. Sobre su cuello cuelga una medalla dorada. Sonríe, se frota los ojos con la mano derecha y luego se la lleva al pecho mientras el pabellón nacional asciende con las notas del Himno de fondo. Ahí está Daniel Restrepo, sorprendido, nervioso, pero dichoso. Sus ojos se cristalizan y de ellos salen un par de lágrimas. Es la tímida emoción que le produce saber que logró el objetivo que se trazó 12 años atrás.
Es su primer oro olímpico y también el primero en la historia de la natación colombiana. Llegó ayer después de cinco saltos, el primero para reconocer la competencia y el último para sentenciarla: 576.05 fue la marca con la que el antioqueño, de 18 años, se impuso en el trampolín 3 metros.
“Las cosas se van dando paso a paso, he entrenado demasiado, he hecho muchos sacrificios junto a mi mamá, mi papá y mi entrenador, es una alegría muy grande, un orgullo por mi patria”, fueron las palabras del clavadista tras descender de ese Olimpo en el que celebró el mayor triunfo que ha conseguido al lado de Wilson Molina, su mentor.
El abanderado de la delegación colombiana, arrancó de espaldas su intervención con un salto de tres giros y medio que lo ubicó en la casilla 10. Sin embargo, en el transcurso de la prueba, fue aumentando la dificultad de sus apariciones y en su segundo salto, con un puntaje de 77.00 se puso al comando de la competencia.
Pero en su última oportunidad obtuvo una calificación cercana a la perfección: 93.10, para hacerse al oro, presea con la que respondió a su favoritismo tras haberse coronado campeón el 23 de julio pasado en el Mundial júnior de clavados, en Kiev, Ucrania.
“Venía de ser campeón, pero uno se tiene que bajar de la nube porque mucha gente te dice que ya tienes la medalla, pero no es así. Eso ya pasó, aquí se empieza de cero, salto a salto”, afirmó el tercer medallista de oro colombiano en Buenos Aires-2018.