Muy pocos futbolistas se dan el lujo de debutar en un clásico y menos de la trascendencia que tenía el del sábado pasado en el Atanasio Girardot. Eso honor lo tuvo Jhojan Arenas Valbuena, de 21 años y habitante de Manrique Oriental.
“Ese día quedará marcado por siempre en mi vida”, dice el muchacho al confesar que sintió una alegría inmensa cuando ingresó a la cancha en remplazo de Bryan Castrillón, cuando el reloj marcaba 87 minutos y el resultado favorecía al DIM, 2-0.
“Sentí mucha alegría y solo pensé en lo que estaría experimentando mi mamá (Luz) que estaba en la tribuna. Ella, que siempre ha sido mi soporte, fue la gran motivación”, añade el joven (21 años) que llegó al Poderoso en 2016 procedente de La Masía, club que orienta Hugo Castaño, de quien destaca sus enseñanzas como deportistas y como persona.
Con personalidad asumió su labor en el campo y hasta estuvo cerca anotar el tercer tanto para los rojos. Y como sus compañeros, sacó fuerzas y garra para conservar la ventaja tras el descuento de los verdolagas. “Estuve como ocho minutos en la cancha, pero por la intensidad del juego es como si hubiese estado todo el compromiso”.
Fruto del barrio
Sus primeros pasos en el fútbol los dio en la tradicional cancha de arenilla El Jardín y con la ayuda del técnico Wilson Amado pulió su talento hasta llegar a La Masía y luego al DIM, donde fue dirigido, entre otros, por Jorge Barreneche, Édgar Cataño, Óscar Pérez, David Montoya y Ricardo Calle.
Ellos le dieron el último impulso para ganarse un lugar en el plantel profesional al sexto de una familia de 9 hermanos. Su padre, Jorge Iván, falleció cuando el mediocampista escarlata tenía dos años.
Andrés Arenas es otra personas que menciona con gratitud por todo su apoyo.
Jhojan había sido convocado seis veces, pero solo se estrenó en el clásico sabatino cuyo triunfo le dio gran impulso al Equipo del Pueblo y que él califica como el “despegue” definitivo en procura de una nueva final en el torneo colombiano