La final de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors, afectada por la violencia de un sector de los hinchas, tendrá hoy en Luque (Paraguay) un capítulo decisivo con la reunión de los presidentes de la Conmebol (Alejandro Domínguez) y los dos clubes, así como de los 10 miembros del Tribunal de Disciplina de esta entidad, que obra en forma independiente.
Jorge Valdano, exfutbolista y entrenador gaucho, dice, entre sus frases célebres, que “un solo espectador que tire un objeto se convertirá en un traidor a la causa, pues no se quieren interrupciones sino jugar al fútbol”.
Esta aseveración cobra sentido con la desteñida imagen que muestra un sector de la fanaticada de su país ante el mundo, de cara al juego de vuelta de esta final que está en el limbo debido a los ataques al bus de Boca por parte de algunos seguidores de River, que en palabras de su presidente Rodolfo D’Onofrio, “son unos desadaptados”.
Si causó impotencia y rechazo el ataque a piedra al auto que transportaba a los “visitantes”, en el que salieron afectados jugadores, así como la mujer que le puso en el cuerpo a su hijo bengalas para ingresarlas al estadio, también generó indignación el video que se hizo viral ayer en el que seguidores de River pateaban y lanzaban por los aires un cerdo muerto vestido con colores de Boca.
Desmanes como estos hacen que la reunión de este martes en la sede de la Conmebol agrande la expectativa sobre si finalmente se realizará el juego en el Monumental, en otro escenario o si les dan el título a los xeneizes, que con un grupo de profesionales y ante el Tribunal de Disciplina de Conmebol, buscarán, amparados en el reglamento, que le den los tres puntos. Aquí, cinco caminos que hay para buscar una solución a un hecho con rechazo mundial.