La “Neymanía” se tomó a París horas antes de la presentación de Neymar como nuevo jugador del París Saint-Germain tanto así que todas las camisetas marcadas con el nombre del jugador se agotaron a su arribo a la capital francesa.
Las largas colas -más de hora y media de espera- a las afueras de las tiendas oficiales del club para adquirir, por 140 euros, el preciado trofeo eran la muestra de la ilusión que tiene la hinchada del PSG con el fichaje del atacante.
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“Tenerla hoy era importante para mí, una forma de mostrar que empieza una nueva etapa”, aseguró Clément Robert, un joven que, al salir de la tienda ubicada cerca al Parque de los Príncipes se enfundó la camiseta de Neymar, de color amarillo.
El presidente del club, Nasser al Khelaifi, acudió a la tienda para comprobar lo que minutos después afirmaría en la sala de prensa, que Neymar es “un buen negocio”.
“Ahora estamos entre los tres o cuatro mejores clubes del mundo”, aseguró Clément.
Jordan Cohen, otro de los aficionados, madrugó este viernes para estar a primera hora a las puertas de la tienda.
“Pero cuando he llegado había ya mucha gente, he tardado hora y media en entrar”, aseguró, sonriente pese a todo, porque compró “una de las últimas que quedaban”.
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“Creo que le hemos bajado los humos al Barça. Ellos querían quitarnos a Verratti y ahora se quedan sin Neymar. Una buena revancha de la remontada” del año pasado en la Champions League, aseveró el joven.
Junto a él, su amigo Romain Durisch aseguró que “el PSG ha pasado a un escalón superior” y que ahora “todos tendrán que contar con él”.
“Creo que Neymar atraerá a otros jugadores que, hasta ahora, dudaban de venir, pero que viendo que ha llegado él se convencerán de que este es un proyecto sólido”, analizó.
Los dos mostraron sus camisetas, objeto de deseo de las miradas de quienes, cada vez con menos esperanza, aguardaban en la cola de entrada.
“Lo mejor será ir a los Campos Elíseos”, aseguraron dos adolescentes que abandonaron la espera junto al Parque de los Príncipes desanimados por las noticias de que en el interior ya no quedaba la camiseta de Neymar, el objeto más deseado por estos días en la ciudad de la luz.
Malick y dos amigos prefirieron aguantar. “A ver si tenemos suerte”, aseguró este informático a quien no ha importado gastar un día de sus vacaciones para buscar la camiseta.
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“Ojalá nos toque este año en la Champions contra el Barcelona. Y en la final. Si pasa eso, me guardo el sueldo de un mes para ir a verlo”, agregó.
El joven consideró que “el PSG ha demostrado que cualquier jugador puede llegar, por lo que ahora el resto de los rivales le mirarán con más respeto”.
“El dinero ya no es problema, tenemos todo el que haga falta”, dijo uno de sus amigos.
A sus espaldas sonaron las sirenas policiales. Una falsa alarma de la llegada de la estrella brasileña al Parque de los Príncipes, donde ya no quedará una camiseta suya cuando llegue.
En los Campos Elíseos se mantiene la efervescencia. Al igual de Saint-Germain-en-Laye, una localidad a las afueras de París que alberga el centro de entrenamiento del PSG y a donde Neymar acudió a saludar a sus nuevos compañeros. La locura lo acompaña por donde va.
