Andrés se propuso prolongar la dinastía Ricaurte y para ello cuenta con el respaldo de Leones de Urabá, conjunto que lo acogió después de los tropezones que tuvo en 2015.
El hijo de Carlos Ricaurte, aquel volante de los setentas y ochentas que deslumbró en Nacional y América, está empeñado en dejar huella, luego de superar la lesión de ligamento cruzado que lo mantuvo por fuera de las canchas durante ocho meses.
Andrés, el también primo de Juan Guillermo, ese creativo verdolaga de comienzos de la década del 2000, es el jugador más experimentado de los doce que llegaron al elenco antioqueño para competir en el Torneo Águila, en el que hoy sumarán tres puntos sin jugar porque Dépor aún no tiene reconocimiento deportivo.
“Acá hay mucha calidad humana y eso es importante para competir en la B, que sí es muy exigente; Leones le apostará al manejo de la pelota y a la presión para ser protagonista y creo que podemos ilusionarnos con el ascenso, porque hay juventud, talento y disciplina”, destacó Andrés Ricaurte, quien es delantero.
De Olimpo de Argentina no tiene buenos recuerdos, porque probándose allá se lesionó, con Águilas Doradas se hizo profesional y ahora en el onceno urabaense Andrés está empeñado en recuperar su olfato goleador, aunque también “puedo aportar manejo, pases e ideas”.
Cursa el quinto semestre de Ingeniería Industrial en Eafit y el tercero de Administración de Empresas (virtual) en el Politécnico Jaime Isaza, pero sabe que a sus 24 años de edad es mucho lo que le puede brindar al fútbol y a Leones en Urabá que el miércoles volverá a la competencia ante Real por la Copa Águila.