El 10 de mayo de 1973 hubo fiesta en Chapecó un municipio de unos 200 mil habitantes, ubicado al Sur de Brasil. Nacía el equipo profesional Chapecoense en el estado brasileño de Santa Catarina.
Ayer, 43 años después, la historia fue diferente: llanto, desgarro, tristeza, incredulidad. La mayoría del plantel falleció en un accidente aéreo en el Oriente antioqueño. “El dolor es inmenso”, escribió en su cuenta de Twitter Iván Tozzo, vicepresidente del club. “Nuestra prioridad ahora es apoyar a las familias”.
Ante tamaña tragedia, la ciudad de Chapecó decretó luto oficial de 30 días. Suspendieron las clases de las escuelas públicas y eventos de fin de año.
“Todo mundo llora, los niños preguntan por lo sucedido, los familiares todavía no creen la noticia y el estadio se llena de ramos”, dijo Adriano Rattmann, asesor de prensa del técnico Caio Júnior, en diálogo con este diario.
“Los hinchas y la gente del club poco quieren hablar, están muy golpeados, fue un equipo que nos ilusionó y nos hizo pensar en algo grande”, señaló Thiago Zardo, uno de los hinchas representativos del equipo.
En Chapecó el luto es grande, porque aparte de los futbolistas también fallecieron dirigentes, periodistas, empresarios y aficionados, que acompañaban el elenco.
El estadio se llenó con aficionados, especialmente jóvenes que, unidos en oraciones y agarrados de las manos, lloraron la casi desaparición del equipo de sus amores