El portero con el mayor invicto en la historia de Atlético Nacional (1047 minutos) y también el de más títulos (8), dijo que la estrella 15 no lo relaja sino que lo reta a alcanzar más campeonatos con el club antioqueño.
“Nacional me ha dado todo. Yo no era nadie y desde que llegué acá empecé a conseguir cosas hermosas”.
Entre lo bonito que le ha dado esta tierra está su esposa Daniela, una antioqueña con la que conformó un hogar y que ha disfrutado a su lado sus más recientes logros.
“Este club me ha llenado de cariño, amabilidad y respeto. En él he aprendido lo que significa ser antioqueño y colombiano y por eso estaré agradecido toda la vida”.
Y es que bajo su sombra quedan ídolos de la talla de René Higuita, Gastón Pezutti, Miguel Calero (q.d.e.p.), entre otros, y esas son palabras mayores para él.
“Es que es difícil no creer que lo que uno vive es un sueño. Me hablan de esos nombres y todos han sido arqueros de talla mundial. Es un orgullo cargar con su legado y hacerlo de la mejor manera”.
Tiene contrato con el club verde hasta junio de 2016 y quiere cumplirlo con otro objetivo en mente: ser campeón de un torneo continental.
“Es lo único que me falta lograr con este club. En estos días veía a River Plate disputando el Mundial de Clubes y uno quiere llegar a esto porque Nacional es un club igual de grande”.
Armani sabe que tendrán un primer semestre muy agitado, porque disputarán la Superliga, la Copa Libertadores, la Liga-1 y la Copa Águila.
“De entrada jugaremos ante Cali la posibilidad de disputar la Copa Suramericana y queremos ese cupo. Me tocó ser subcampeón de ese torneo y uno siempre quiere revancha”, apuntó.
Dice que todo lo conseguido se debe al trabajo. Acepta que cuando llegó al club verde tenía falencias.
“Gastón (Pezutti) me ayudó mucho y aprendió mucho de los compañeros que están a mi lado como Camilo (Vargas), Neco (Martínez) y Cristian (Vargas)”.
Una de sus debilidades eran los penaltis y ahora se ha convertido en un antipenal gracias a su sacrificio.
“De eso se trata, de mejorar todos los días como profesional y ser humano. El fútbol se acaba pero la vida continúa y uno debe comportarse siempre de la mejor manera”.
Quiere permanecer en su profesión hasta los 41 o 42 años, por lo que considera que hoy, a los 29, sigue siendo un portero en formación.
“El que crea que la vida o la profesión ya no te puede dar nada está equivocado. Todos los días aprendemos, lo que pasa es que hay personas que lo queremos ver y otras no”.
Otro de sus sueños es vestir la camiseta de la Selección argentina, aunque acepta que no es fácil. “Uno trabaja para que lo llamen de su país. Hay grandes porteros, pero la ilusión nadie te la quita”. Además, le apuesta a nacionalizarse y tampoco rechazaría un llamado de Colombia.