Hace un año, el fútbol colombiano disfrutó de una jornada histórica por cuenta de Atlético Nacional, que luego de 27 años alcanzó su segundo título en la Copa Libertadores.
Entre los jugadores están frescas las imágenes de ese día de gloria que tanto y lucharon. Uno de ellos, el volante Diego Arias, quien a partir de ese momento fue testigo de hechos que han trasformado el club, como la salida de casi 20 compañeros por distintas circunstancias, y los cambios en la dirección técnica y la presidencia. Él permanece firme y augura un buen futuro.
¿Se le quedó algo especial de esa gesta en Copa?
“Recuerdo mucho cuando fuimos a enfrentar a Independiente del Valle en el primer partido de la final. Decidimos aplicar toda la experiencia que acumulamos contra River Plate, cuando perdimos el título de la Copa Sudamericana. Sacamos lo mejor de esa vivencia y nos liberamos del temor de enfrentar un duelo de esta magnitud para estar a la altura de lo que esperábamos. Eso nos ayudó, no solo a ganar, sino a jugar como lo habíamos hecho en todo el torneo, en el que les sacamos ventaja a los rivales desde la primera fase, actuando de la misma manera en casa y afuera, es decir, creyendo en nuestro estilo sin importar que teníamos tantos ojos encima”.
¿Y de la celebración?
“Todo fue muy rápido, con poco tiempo para el festejo. Lo más emocionante fueron esos primeros minutos tras el partido, todos abrazados celebrando con la gente. Terminamos cansados y teníamos un partido en Cali a los tres días”.
¿Qué representa para usted haber integrado ese grupo?
“Agradecimiento con Dios y con la vida por permitirme estar, no solo en esa Copa Libertadores, sino en todo el proceso. Desde 2013, ese colectivo comenzó a formarse y tuvimos momentos fuertes, en los que nos tocó perder y ganar. Pero lo que nos hizo sólidos como grupo fueron las derrotas, algunas de manera increíble, jugando mejor (con Junior y River, por ejemplo). Todo eso nos ayudó a crecer, pues uno cree que solo las victorias son importantes. El temor a perder desapareció y jugamos convencidos de lo que sabemos y nos gusta. El profe Reinaldo fue clave, nos dio confianza y tranquilidad para expresarnos en la cancha”.
¿Usted sentía que se iban a venir tantos cambios en tan poco tiempo?
“En la vida y el fútbol nada permanece quieto, todo está en constante evolución. Uno a veces intenta aferrarse a lo que está pasando si es muy bueno, y es normal que nadie quería aceptar los cambios. Considero que es un trámite natural y hay que aprender de lo que llegue. Gracias a Dios, ese proceso dejó cosas bonitas y nos hizo crecer junto al equipo. Lo de hoy es una transición que debía vivir el club”.
Pero el cambio resultó muy grande con directivo, técnico, jugadores...
“Lo administrativo es algo que no manejamos nosotros, y no es tan común que haya variantes en ese campo, pero en lo deportivo, que es donde estamos en el día a día, es normal que amigos cercanos y técnicos emprendan otros rumbos, como sucedió con Osorio y Rueda. Pero no lo vemos como algo triste, ese trabajo que hicieron rendirá frutos en otros lugares porque tienen capacidades y se lo merecen por lo que hicieron”.
¿Como siente a Nacional de cara al futuro?
“Decir que vamos a quedar campeones de Liga o de Copa Libertadores es simplemente jugar con las palabras. Más que garantizar un resultado, es asegurar una manera de jugar o una intención de enfrentar los partidos. Creo que estamos muy cerca y vamos por un camino que nos ilusiona. Como jugador y como persona, siento que llevamos la vía correcta, de lograr jugar muy bien y ser protagonistas en la cancha. Estamos cerca de algo muy bueno y Dios quiera que eso vaya acompañado de títulos y alegrías para todos”.
¿Cómo va a celebrar este jueves 27 de julio?
“Vamos a recordar y estaremos contentos y agradecidos con Dios por haber podido aportarle a esta gran institución”.