La situación carcelaria del país es una “bomba de tiempo”. En marzo de este año, la Defensoría del Pueblo registró un 56% de hacinamiento en las 138 prisiones colombianas: 121.613 personas privadas de la libertad viven en donde hay lugar para 77.953. En menos de un año, entre 2014 y 2015, 3.800 guardianes del Inpec han salido a paro dos veces exigiendo mejores condiciones laborales y una solución al hacinamiento.
Además, internos y sus familiares han denunciado una precaria y, a veces, inexistente atención en salud, así como pocas oportunidades y labores de trabajo social que los preparen para una resocialización al terminar de pagar sus condenas.
Por realidades como estas “las cárceles se han convertido en universidades del delito, en vez de escuelas de mejoramiento y rehabilitación social”, dice con seguridad Johana Bahamón, Directora de la Fundación Teatro Interno, constituida formalmente en 2013, junto a Victoria Hernández, también actriz y profesora de teatro, para “generar oportunidades y mejorar la calidad de vida de la población carcelaria y pospenada de Colombia”, explica Bahamón.
Desde hace cuatro años, la actriz de producciones colombianas como Tres Milagros pasa sus días en cárceles de Colombia. La primera vez que pisó un centro carcelario fue en 2012, como jurado del reinado de belleza que se realiza anualmente en el Establecimiento de Reclusión de mujeres El Buen Pastor. Ese día conoció la historia de una mujer que estaba en prisión porque había matado a su propio esposo, después de descubrir que estaba violando sexualmente a su hijo.
Para este entonces Johana ya era mamá y ponerse en el lugar de esta mujer le hizo revaluar las situaciones por las cuales puede llegar una persona a estar presa. Para la actriz, no cabe duda de que nadie está exento de cometer errores y que, además del deber de pagar por ellos, está el derecho a una segunda oportunidad.
Que en medio de esta situación exista el Festival Nacional de Teatro Carcelario (que ya va por su segunda versión) es el resultado del trabajo empecinado de una de esas personas a las que cuando una idea se les mete en la cabeza, no hay nada ni nadie que las haga desistir.
Johana Bahamón a través de la cuenta de Twitter @Teatro_Interno le contó a EL COLOMBIANO cómo ha logrado construir este proyecto. Este es el Perfil Tuitero de la semana:
¿Qué pasó para que usted volcara su vida hacia este proyecto?
“Conocer una cárcel. Es imposible ser indiferente a la realidad y a las condiciones en las que viven las personas que están ahí”.
¿Cómo fue la primera vez que entró a una cárcel?
“Sentí alivio de no estar ahí. Pero también ganas de hacer algo por los que sí lo están”. Decidí cancelar un viaje que tenía para dedicarme a montar una obra de teatro (La Casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca), como pretexto para acercarme a las reclusas, durante los tres meses que tenía de vacaciones antes de empezar un proyecto de actuación. Ese tiempo se extendió hasta hoy.
¿Cómo entendió que usted podía hacer algo por esas personas?
“Todos podemos hacer algo por las personas privadas de la libertad, han cometido errores y merecen una segunda oportunidad”. Después ver a las mujeres de la primera obra de teatro presentarse ante sus compañeras y ante un público por fuera de la cárcel, entendí que tenía que continuar con esto. Ellas pasaron de sentirse juzgadas y tener resentimiento, a sentirse admiradas, apoyadas y con oportunidades. El aplauso es empoderador.