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Bad Manners y Hepcat, la realeza del ska en Altavoz

Bad Manners y Hepcat se presentaron en Medellín y demostraron que su ritmo sigue siendo contagioso.

  • Buster Bloodvessel lideró el espectáculo de una hora sin parar sobre el escenario de Altavoz junto a su grupo Bad Manners. FOTOS Carlos Velásquez

    Buster Bloodvessel lideró el espectáculo de una hora sin parar sobre el escenario de Altavoz junto a su grupo Bad Manners.

    FOTOS Carlos

    Velásquez

  • Bad Manners y Hepcat, la realeza del ska en Altavoz
  • Bad Manners y Hepcat, la realeza del ska en Altavoz
12 de noviembre de 2018
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Vestido con un saco elegante, una camiseta y una pantaloneta deportiva, el cantante Buster Bloodvessel observó con detenimiento al público de Altavoz el pasado sábado 10 de noviembre por primera vez en Medellín.

Si algo lo ha distinguido desde finales de los setentas, cuando empezó a liderar el grupo de ska Bad Manners en Londres, ha sido su expresividad, su energía y lo que él mismo llama “un toque de locura y felicidad”.

Aunque recientemente tuvo algunos bajones de salud, a sus 60 años sigue meciéndose sobre el escenario al ritmo veloz del ska, mueve la cabeza de lado a lado, grita y canta con fuerza y abre sus enormes ojos verdes para enfatizar alguna palabra en canciones como Lip Up Fatty, Just a Feeling y This is Ska.

Bloodvessel es su nombre escénico pero el real es Douglas, le recuerda a cuando su madre lo regañaba cuando era pequeño. En la época en la que empezó su recorrido como músico, era un muchacho con unos kilos de más y eso no le preocupaba mucho, de hecho, él usaba eso como un distintivo de Bad Manners.

“La locura es una parte importante de lo que hacemos, por alguna razón se limita a la conexión con una audiencia que se enloquece y supongo que esa energía sigue ahí después de 46 años, que es demasiado”, contó Bloodvessel en una rueda de prensa después de su presentación en Altavoz.

Han pasado ya más de cuatro décadas desde que la banda comenzó a explorar el ska y el 2 Tone, que significó un nuevo surgimiento del género en Inglaterra. Era más rápido, más apto para saltar y descontrolarse.

En la década de los ochentas el ska llegó a ser muy popular en Reino Unido, de tal manera que Bad Manners participó en programas televisivos muy reconocidos como Tops of Pops de la BBC en algunas oportunidades y estuvo 111 semanas en las listas de éxitos de esa región de acuerdo con el medio Reggae Steady Ska.

Desde un comienzo fueron un tanto irreverentes y su expresividad en escena resultaba, para algunos, un tanto burda en esa época. Al igual que el enfoque de su música, esa actitud no ha variado.

“Es difícil tener malos modales”, dice en referencia al nombre mismo de la banda, pues bad manners traduce: malos modales. “Se trata de no tomarse a uno mismo tan en serio y cuando alguien comienza a cuestionar tu ética o a decir que es incorrecta, eso es precisamente tener malos modales. Me encanta”.

Aunque se dieron a conocer con relativa rapidez entre el público y la escena de conciertos en la capital inglesa, esa época de transición entre el final de los setentas y el comienzo de los ochentas fue un cultivo creativo de música especialmente en Inglaterra.

“La escena de la música en vivo en Londres era muy buena, todos competían entre ellos. El ska competía contra el punk o el rock, que era muy grande allá en ese momento, y toda clase de géneros fueron emergiendo de ahí. Era un tiempo muy bueno y teníamos que ser mejores cada vez. Pero de todas formas nuestra política siempre fue tener mucha diversión”, recuerda el cantante con una sonrisa en su rostro.

La banda ahora está conformada por músicos distintos, algunos mucho más jóvenes que su líder, se presentó en Bogotá un día antes, el viernes 9 de noviembre, y en Medellín sorprendió con su derroche de efusividad, algo que se le contagió al público, sin importar si estaban o no en el festival dispuestos a escuchar ska o cualquier otro género.

Cree que la clave para lograr esa dinámica con su audiencia es que “no se trata de música pretenciosa, solo del baile”, permitir que la gente se mueva con el ritmo.

Sobre el público colombiano y su música están convencidos de que la apertura a diferentes géneros también está unida a la pasión. “Lo llevan en su alma, sin lugar a dudas. Nunca he visto a ningún colombiano al que no le guste la música”, cuenta.

El ska en otro paso

Luego de que Bad Manners descendiera del escenario el pasado sábado, llegó el momento de un grupo local: El Capitán Rocksteady y La Tripulación, a quienes se les dio un poco menos de media hora en escena frente al público antes de la llegada de Hepcat.

Caracterizados como piratas y buscando un tesoro secreto, esta banda de músicos navegantes se embarcó en un espectáculo cargado de lo que su mismo nombre anuncia: rocksteady.

Para explicarlo en términos sencillos se trata del medio hermano entre el ska y el reggae y nació en Jamaica. Es una versión un poco más pausada del ska, con algunos detalles que son un poco más notorios para el oyente.

“La gente usualmente se queda mirándonos muy concentrada porque es música que tiene mucho contenido, los arreglos de los vientos de nosotros tienen un trabajo detrás. En estos eventos hay mucha energía, nunca la perdemos y tratamos de bailar. Tratamos que la gente se enfoque en el contenido”, contó el grupo el rueda de prensa.

Aunque en Medellín el público ha estado más enfocado hacia el Two Tone, pero el ska que hace El Capitán Rocksteady tiene una proyección a nivel internacional, por lo cual no les inquieta demasiado que la gente no esté muy acostumbrada a su estilo de ska.

El grupo arrancó en 2012 y sienten que espacios como Altavoz han sido importantes para darse a conocer y llegar a nuevos públicos. Parte de la apuesta del festival es darles un espacio grande de visibilización a grupos como el de ellos para que la audiencia aprecie el talento local.

Después de la aventura pirata del grupo paisa, el cierre estuvo a cargo del grupo californiano Hepcat liderado en las voces por Greg Lee y Alex Desert, y en el piano por Deston Berry. Sin duda, ese fue uno de los grupos que también adoptó esa bandera de rocksteady y ska jamaiquino del que el Capitán y su tripulación buscaban.

No hacen giras muy seguido, pero llevan 30 años llevando a los escenarios otra mirada del ska, una más tranquila. Le abrieron alguna vez a The Allman Brothers y a Prince, en otra ocasión.

Son íconos que bailan ska a otro ritmo, que se acercan a las raíces primeras del género y que no han necesitado lanzar muchas producciones musicales para haber hecho parte de la historia del ska estadounidense.

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