La Monalisa es tan pequeña que sorprende a esos que se paran frente a ella en el Museo del Louvre en París. Con apenas 77 x 53 centímetros, la dama de la sonrisa enigmática luce menos imponente que en las fotos de Internet. Eso si se logra estar lo suficientemente cerca para verla. La suelen rodear cientos de turistas tratando de hacer un hueco para quedar de frente y tomarse una selfie. Es la obra que más se quiere ver en el museo francés, que ahora tendrá una sede a muchos kilómetros, en Abu Dhabi, capital de Emiratos Árabes Unidos. Aunque por ahora la Monalisa se quedará en casa.
La apertura de sedes alternas a la de la capital francesa, de ese museo cuyos orígenes se hunden en el siglo XVIII, ha recibido por algunos detractores el singular calificativo de macdonalización. Con este término, que compara al gigante del arte con la popular firma estadounidense de hamburguesas, se critica que se abra una especie de franquicia de la marca aparte de la sede principal.
Se trata de alianzas que establece el Louvre con entidades territoriales para abrir nuevas sedes, como la que ya inauguró en Lens, Francia, en diciembre de 2012, y como la que inaugurará el próximo 11 de noviembre en la isla de Saadiyat, en el distrito cultural de Abu Dhabi, luego de diez años de esfuerzos, desde los diseños hasta la construcción del edificio.
Con respecto al que abrirá sus puertas en el Medio Oriente, la museóloga y crítica de arte Lucrecia Piedrahíta cree que es una gran noticia, porque permite difundir los tesoros que tiene el museo francés.
“Se trata de un ejercicio fuerte de intercambio cultural”, señala. Y en cuanto a la polémica mencionada, indica que considerar que el museo se está vendiendo es una visión equivocada.
Considera que un asunto positivo de la apertura de nuevas sedes es que un museo como el de la capital de Francia pueda exhibir muchas piezas que en su principal no alcanza a mostrar, porque, ¿cómo va a guardar, por ejemplo, “la Gioconda, la creación de Leonardo Da Vinci, por la cual acuden a visitarlo millones de turistas del mundo, para darle sitio a otra que también es muy valiosa, pero no se equipara como referente artístico?”.
Celebra que si Emiratos Árabes posee el músculo financiero para tener un Louvre, lo haga.
El curador de arte Carlos Uribe está de acuerdo con ella en que es importante la apertura de nuevos templos culturales, que además benefician el negocio del turismo y dinamizan la oferta de arte.
Sin embargo, no deja de hallar irónico el hecho de que un Museo como el Louvre, que tiene en su poder parte del arte y el patrimonio arqueológico de Asia, África y América de todos los tiempos, a veces producto del saqueo, abra una sede en el Medio Oriente. “Ahora quiere validar la riqueza que el Museo no ha regresado a sus respectivos países”.
Temas variados
La nueva sede comenzó a planearse en 2006, y desde ese momento los voceros del Museo les han salido al paso a los contradictores.
Henri Loyrette, presidente y director del Louvre, ha dicho a través de muchos medios de comunicación que no es cierto que estén vendiendo el museo, pero que la entidad que representa no puede ignorar la internacionalización.
Mientras se construía la sede, las directivas de la institución se reunían con los dirigentes árabes que representan la inversión económica. De esos encuentros, informan, quedó claro que los árabes no restringen los temas por asuntos de censura.
Se ha señalado que el museo expondrá obras de otras instituciones francesas, incluyendo el Centro Pompidou, el Museo de Orsay y el Palacio de Versalles.
El Louvre de Abu Dhabi no estará dedicado al arte occidental, sino que mostrará toda clase de creaciones artísticas. Establecerá un diálogo entre Occidente y Oriente, entre el Norte y el Sur.
El objetivo, señala Céline Hullo-Pouyat, directora de proyecto del Louvre Abu Dhabi, es demostrar el concepto de universalidad haciendo dialogar objetos artísticos de distintas civilizaciones y épocas. Se trata, indica la codirectora emiratí, Hissa al Dhaheri, de “destacar los valores humanos que nos unen”.
Sociedad del espectáculo
Para la galerista Pilar Velilla, el Louvre es como “la flor en la solapa” de los franceses. Se maravilla de que abran una nueva sede. Las veces que lo ha visitado se ha sorprendido de que en la lista de patrocinadores, el país que encabeza la lista es Japón. Dice que esas alianzas son convenientes.
Por su parte, María del Rosario Escobar Pareja, directora del Museo de Antioquia, señala que la apertura obedece a la necesidad de acceder a fuentes de financiación que tienen las instituciones culturales, inclusive una tan grande.
Con Lucrecia Piedrahíta, María del Rosario coincide en mencionar que un ejemplo de esto lo hizo hace más tiempo el Guggenheim, de Bilbao, dedicado al arte contemporáneo, que tiene “un hermanito” en Nueva York desde hace más de 20 años.
Un aspecto positivo de tal expansión, dice la directora del museo, es que habrá mayor circulación de artistas, obras, curadores e investigadores. Cree posible que se establezca un intercambio cultural interesante, pero no que pueda llegar a verse todo el patrimonio del Louvre en las vitrinas de Abu Dhabi, porque la normatividad impide que ciertas piezas salgan de su espacio.
Menciona como negativo que el arte se incluya en la sociedad del espectáculo, como una mercancía para el turismo. Sin embargo, añade, este será tema para los investigadores del arte.
Arquitectura
Un elemento que destaca Lucrecia Piedrahita es la arquitectura del edificio de Abu Dhabi. Su arquitecto, el francés Jean Nouvel, explica, vincula la naturaleza y el paisaje a la construcción. En una geografía desértica, precisa, en una relación cercana con el agua.
La curadora está convencida de que este edificio es una obra de arte en sí misma, que, no digamos compite, pero sí establece una relación en iguales condiciones con el arte que guardará .