Diciembre es un mes que trae consigo un ventarrón de emociones: la nostalgia por los que se fueron, la fiesta por los que llegaron y la celebración de los éxitos y los fracasos de un año más.
En Medellín ese diciembre tiene una banda sonora propia y se manifiesta casi como si fuera una especie de acuerdo tácito que existe entre los paisas. Es una tradición que se va extendiendo a toda Colombia y que ameniza cada una de las reuniones.
Carita de Ángel, Ese Muerto No Lo Cargo Yo y El Aguardientosky son insignia de esas parrandas y eso fue obra del “Loco”, Gustavo Quintero, quien construyó un repertorio extenso al hacer parte de varios grupos, entre ellos Los Hispanos y El Combo Gran Colombia.
El legado del Loco permanece intacto, aún dos años después de su muerte. Así han procurado que sea, tanto su viuda, Consuelo Ruiz de Quintero, como Los Graduados, la orquesta que él mismo formó.
“Consuelo, el día en el que yo ya no esté en esta tierra, los únicos favores que te pido son que ni te volvás a casar, ni que dejés morir la orquesta”, recuerda ella sobre lo que el “Loco” solía decirle acerca del futuro de su grupo musical.
“Esa orquesta tiene que seguir aunque yo no esté. La música y esto que me ha costado casi 60 años en construir no se puede perder”.
Y aunque no ha sido fácil, se han esforzado por hacerlo. Un par de semanas después de la muerte de su líder, Los Graduados a la cabeza de Consuelo decidieron buscar la manera de seguir adelante con su música.
Gran parte del grupo acogió la idea, aunque algunos la tomaron con un poco de incredulidad al comienzo porque no sabían qué podría pasar sin el Loco.
Destacan que el primer año fue el más duro, lleno sacrificios e inversiones. “A la gente había que hacerle una psicología. Decirles que aunque él no está, nosotros seguimos”, cuenta Ruiz de Quintero.
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