Bob Dylan se ganó el Nobel de Literatura por poeta, aunque su poesía no se lee sino que se canta. Se lo ganó pese a ser un músico y no un escritor. Hubo un tiempo, sin embargo, cuando la poesía y la música eran indisolubles.
La Iliada es una epopeya griega, y la epopeya es un canto épico. Los griegos cantaban sus tragedias. En las apuestas del Nobel, Bob, que se llamó primero Robert Allen Zimmerman, aparecía hace muchos años. Dicen, incluso, que desde los 80, tanto que no estaba cerca de los primeros en la lista de 2016, que encabezaban Philip Roth, Haruki Murakami y Ngugi Wa Thiongo.
Otra vez sorpresa, como cuando en 2015 ganó Svetlana Alexievich por escribir crónicas y no un género tradicional como la novela, los cuentos o un poema que estuviera en libros.
Algunos se alegraron este jueves. A otros les pareció que había otros poetas y otros narradores que se lo merecían más. Tal vez ahí se explica que el de Literatura no se haya entregado el jueves 6, en la semana en la que se anunciaron los otros Nobel, sino el jueves siguiente, el 13: para los del Nobel que eligen también fue difícil.
De todas maneras, Sara Danius, la secretaria permanente de la Academia, contó que la gran mayoría de los 18 miembros votó por Dylan y que entre las canciones que más les gustaron estaban Chimes of Freedom y Visions of Johanna.
Quizá es como esa otra canción: “Porque los tiempos están cambiando”.
¿Poesía?
La poesía y la música no están lejanas, aunque en estos tiempos la costumbre parecieran decir que solo se lee, no se canta. El profesor Efrén Giraldo, doctor en literatura, explica que en términos de origen y de configuración lírica, la relación está.
Incluso se puede mirar desde lo más sencillo, y es ese elemento importante en los poemas: el ritmo. La canción es un género de la poesía lírica.
“Me parece muy llamativo –sigue el profesor– que el Nobel vaya a Dylan, porque es el reconocimiento de la dimensión oral de la literatura. Al darle el Nobel a un trovador se afirma su dimensión pública. Quizá la Academia está viendo que la literatura o lo literario no solo se refiere a los géneros canónicos y a las cosas impresas en libros”.
Hay una perspectiva más: la poesía no está lejos de la vida y no es exclusiva para los letrados. Quizá es uno de los pocos Nobel de Literatura del que muchos habían leído –escuchado mejor– por lo menos algo.
Gustavo Arango, escritor y profesor de literatura, dice: “Siento que alguien en la Academia sueca se ha dado cuenta de que el Nobel andaba alicaído, y decidieron renovarlo con aire fresco. En algún momento, hace dos o tres siglos, la literatura ahondó en su ámbito popular y se dividió en dos corrientes: la de masas y la que sólo entienden los cultos y eruditos. El reconocimiento para Dylan es un recordatorio al mundo de que la poesía es patrimonio de todos y no de unos cuantos elegidos. Es una reivindicación de sus orígenes en los juglares”.
Las divisiones
La decisión fue exacta para quienes se alegraron. “Por haber creado –explicó la Academia– nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense”.
Dylan es un poeta, entonces, para la Academia y para muchos, que incluso lo han reconocido como uno de los poetas más importantes de la segunda mitad del siglo XX de EE.UU. El poeta Darío Jaramillo lo ve así: “Estoy feliz con el premio, es un homenaje a la poesía, a la más clásica, a la poesía trovadoresca. Dylan es un gran poeta y se merece el premio”.
En otros la decisión no caló. El novelista Irvin Welsh escribió en Twitter: “Soy un fan de Dylan, pero este es un premio de nostalgia mal concebido”.
La escritora María Cristina Restrepo sabe que los galardones son siempre relativos, y no necesariamente quien gana es el mejor, aunque este la dejó desconcertada. Para ella hay escritores que han hecho un trabajo en la literatura que se lo merecían más. “¿Si es tan gran poeta para merecer el Nobel?”. Debería entonces haber un Nobel de música, para cantautores.
Chimes of Freedom: “¿No es propio de la noche confundirte cuando tratas de evitarlo?”.
Mientras ellos dicen, Dylan toca un silencio.
La novela
En 2014 Patrick Modiano se ganó el Nobel de Literatura, él que es novelista, pero está rodeado de otros géneros: 2013, Alice Munro, cuentista, y 2015, Svetlana, periodista.
¿Le pasa algo a este género, considerado una de las grandes creaciones de la modernidad? Efrén señala que la novela ha sido abusiva y se ha posesionado de los catálogos, y las editoriales les piden a los autores, aunque no escriban novela, que la escriban, porque vende más. “Es una especie de venganza y reivindicación, centrados en otros géneros”. No está mal que pase lo del Nobel, para darles el espacio que merecen los otros.
El escritor Gustavo Arango precisa que “no debemos olvidar que el Nobel no es un campeonato mundial de literatura, sino la opinión de unos suecos con algo de buen criterio y mucho tiempo libre. Así que no hay que tomar sus decisiones como síntoma general. Lo cierto es que las editoriales les siguen apostando a las novelas y no parecen prestar atención a los guiños que les vienen haciendo: con el cuento, el periodismo y ahora con la música”.
Ahora bien, juzgar el Nobel de Literatura a Bob Dylan, que le hizo homenaje al poeta Dylan Thomas cuando se cambió el nombre, quizá le corresponda al futuro: el primer Nobel de Literatura fue para Sully Prudhomme. Quizá no lo recuerde, pero en cambio si le suene uno de su misma época que no se ganó el galardón más importante de las letras: Leon Tolstoi.
Mientras tanto, mejor cantar, por ejemplo, Señores de la Guerra: “Y me quedaré sobre sus tumbas/ para cerciorarme de que han muerto”.