En un poblado de la isla de Córcega, las personas creen que pueden encarnarse en animal, aunque solo en las noches. En sueños, ellas pueden ver quién va a morir en el pueblo...
Esta experiencia es la que Jean Philippe Carre Mattei, uno de los fotógrafos del colectivo Francia Territorio Líquido que esta tarde, a partir de las seis, inaugura exposición en el Museo de Antioquia.
Este grupo, conformado por 43 personas, de las cuales 20 andan en Medellín en esta muestra, surgió como una iniciativa de cuatro fotógrafos artísticos de registrar el territorio francés. Cuando dicen territorio, hablan de todo cuanto sucede en él: la vida, las relaciones entre los seres humanos, la forma de disfrutar la Naturaleza.
Ya no son solamente franceses quienes participan de este colectivo. Y cuentan con la curaduría de Paul Wombell.
Más que preguntar por la importancia estética de los lugares, explican, lo que cuenta es la importancia que estos tienen para sus habitantes.
Aglaé Bory hace fotografías de Ansace, región del este de Francia cerca al límite con Alemania. “Podría hacerlas de otro lugar, pero este lo conocía más”.
Aglaé tiene una relación emocional con el paisaje, que registró en 26 fotografías, todas de igual tamaño dispuestas de tal manera que mantengan la línea del horizonte.
En cada fotografía de ese paraje situado entre lo rural y lo urbano. Con imágenes de chicas, todas de trece años, que divisan el paisaje. También, en cada una, hay una casa que completan los paisajes culturales.
“Es un relato autobiográfico —dice—, aunque las personas que aparecen no sean mis parientes ni los predios me pertenezcan, porque hay una relación afectiva con el lugar”.
Las fotos de esta artista son verticales, a pesar de ser paisajes y de que estos suelen ser tomados de forma horizontal. Según sostiene, le interesa el ser humano y la postura natural que esté es estar de pie, divisando el horizonte.
Patrick Messina registra la región de Bretaña, Noroeste de Francia, sobre el Atlántico.
Las suyas son fotos de los sitios que visita con su familia. Los niños están en todas ellas. Si bien han viajado por otros lugares del mundo, este es su favorito.
Patrick cree que la diversidad de las imágenes arman un paisaje alegórico al de la vida de cada uno, que deja al morir.
“Los viejos acostumbran decir que lo mejor era lo de antes, pero creo que no eran las cosas ni los sitios, sino que era el momento cuando eran jóvenes y podían disfrutar de las cosas”.
Paisajes urbanos de París son los que captura con su cámara el fotógrafo Frederic Delangle. Le interesa la mundialización del comercio y cómo los negocios de un país con otro pueden colonizar a uno de los dos.
Toma fotos de la capital francesa y, al imprimirlas, las decolora, las empalidece, para enviárselas a pintores de Nueva Deli, la India, para que las pinten con elementos propios de la ciudad oriental. Así, en esas avenidas parisinas aparecen letreros en hindi, publicidad de mujeres con trajes coloridos que más bien parecen sacadas de El Mahabharata, anuncios de restaurantes, centros de salud. Y hasta transeúntes nativos. Templos y decoraciones arquitectónicas redondeadas, al estilo oriental.
De este modo, la hibridación entre ambas ciudades crea un territorio otro, “una París-Deli”, en palabras del artista. París es colonizada por Nueva Deli, desde el punto de vista artístico. Las imágenes resultantes, comenta, pueden corresponder a lo que llegue a ser la capital francesa en unos veinte o treinta años, como resultado de la mezcla cultural.