“Las balas escribieron nuestro pasado y la educación escribirá nuestro futuro”, le dijo el presidente Juan Manuel Santos a “Timochenko” al entregarle un balígrafo, que sirvió como símbolo de la nueva historia que podrá construir el país a partir de los acuerdos que firmaron ayer en La Habana.
El primero correspondió al cese el fuego bilateral y definitivo y la dejación de armas, el segundo a las garantías de seguridad y la lucha contra las organizaciones criminales, y el tercero sobre la refrendación.
Ambas partes dispusieron, según leyó Rodolfo Benítez, representante de Cuba en los diálogos, que una vez llegue el acuerdo final, Día D, habrá un cese el fuego bilateral y definitivo que facilitará el debate civilizado y las garantías de no repetición.
Al respecto, Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, Cerac, recordó que actualmente el conflicto armado tiene un bajo nivel de intensidad: “los niveles máximos que tuvo el conflicto fueron desde 1997 y hasta el 2002 y solamente durante el proceso de desescalamiento bilateral bajó sustancialmente a niveles nunca vistos”.
Un rápido desarme
El desarme se llevará a cabo en un plazo máximo de 150 días a partir del Día D, para ello los guerrilleros de las Farc estarán ubicados en 23 zonas veredales de normalización y en 8 campamentos, “todas estas zonas territoriales serán temporales y transitorias del tamaño de una vereda con una extensión razonable que permita el monitoreo”, que será integrado por una comisión del Consejo de Seguridad de la ONU con miembros de países de la Celac, dice el comunicado conjunto.
Este anuncio sorprendió a los analistas. Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y de seguimiento al proceso de paz de la Universidad Nacional, dijo que “el calendario para la dejación de armas es internacionalmente muy rápido, en el caso salvadoreño se demoraron casi dos años, aquí estamos hablando de un tiempo bastante razonable para un proceso tan complejo como este”.
Sin embargo, hay voces críticas como la del capitán retirado de la Policía, Luis Alfonso Fierro, presidente de la Asociación Nacional de Veteranos de las Fuerzas Militares, quien expresó que este desarme será como el del bloque Cacica la Gaitana, “ellos no van a entregar los armamentos modernos, esos los van a dejar escondidos, y van a entregar pistolas de palo y rifles”.
Sin seguridad no hay paz
El Gobierno se comprometió a tomar las medidas para el esclarecimiento del fenómeno del paramilitarismo y ambas partes a conservar el mayor respeto por los Derechos Humanos y a respetar el monopolio legítimo de la fuerza y de las armas por parte del Estado, según leyó en el evento Dag Nylander, representante de Noruega en la mesa de negociación.
Alejo Vargas aseguró que algunos grupos criminales y paramilitares “son actores de preocupación en términos de seguridad contra miembros de las Farc, pero también contra la población civil”.
Para la senadora Paloma Valencia, del CD, en cambio, esto es una injusticia: “significa una alianza del Gobierno con un grupo terrorista que incluye la guerra contra todos los que no sean de izquierda”.
Asimismo, el expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez dijo, en una rueda de prensa, en la que criticó el cúmulo de acuerdos a los que ha llegado la mesa de diálogos, que “la palabra paz queda herida con la elevación del grupo terrorista Farc a la condición de socio del Estado, o paraestado o paramilitar, con el pretexto de combatir a otros criminales”.
En La Habana, además, se acordó acoger la decisión de la Corte Constitucional sobre el mecanismo de refrendación, lo que para Restrepo es “de tanta importancia como el acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo”, porque significa el sometimiento y aceptación de las Farc a las instituciones del Estado.
CESE EL FUEGO
Paola Holguín
Senadora del Centro Democrático
Hablar del cese el fuego bilateral es inconstitucional. Es un anuncio muy grave porque termina equiparando el fuego de una organización narcotraficante y terrorista, con la fuerza legítima del Estado, con nuestro Ejército. Hay que recordar que la apuesta de los soldados y policías es un mandato constitucional y legal. Por eso, insisto, hablar de cese bilateral es un error garrafal y es inconstitucional. La otra cosa que quiero advertir es que hoy en día tenemos más preguntas que respuestas frente al cese porque no nos han dicho cómo va a operar y sobre todo cómo el Estado va a cumplir su obligación de garantizar la vida, la seguridad, la soberanía y los bienes de los colombianos en estas condiciones. Considero además que hay otro agravante en este punto que es importante destacar y es que hay muchas zonas del país donde las Farc, las bacrim y el Eln operan de manera conjunta. En ese sentido, me pregunto: ¿Cómo va a poder la Fuerza Pública determinar cuando está operando el uno o el otro? Ahora bien, a la parálisis que ya traía la Fuerza Pública, se viene una parálisis casi que definitiva. En este momento, es clave que los colombianos tengamos claridad desde cuándo, por cuánto tiempo, en qué condiciones, en qué lugares del país se dará el cese y si solo habrá cese en algunas regiones. Creo que hoy en el país hay un riesgo de inconstitucionalidad y lo que tenemos son preguntas. En los últimos días he estado en Urabá y en esta región antioqueña muchos de los ciudadanos me han expresado que tienen miedo. Por último, quiero advertir que lo que nos ha mostrado la historia es que las Farc nunca han cumplido, varias organizaciones que hacen el chequeo de los anuncios de esos ceses han dado cuenta que no se cumplen. Quiero recordar que con ese tal cese unilateral, la guerrilla asesinó a 11 soldados mientras dormían en Cauca. Con esos ceses unilaterales han usado franco tiradores para asesinar soldados y policías. Por eso dudo que esta vez vayan a cumplir.
Monseñor Noel Londoño
Obispo de Jericó, Antioquia
Este es un anuncio que me parece excelente. Este ha sido un día de fiesta. Evidentemente todavía no es el acuerdo final de ese proceso de La Habana y el proceso de no será la firma de la paz completa y duradera. Para empezar es bueno y con esto se abre la posibilidad de que otros grupos insurgentes se contagien y ojalá algún día nos podamos sentar a dialogar con el Eln, con lo que queda del Epl y las bacrim. Es decir, tenemos que llegar a un momento en el que el país se convenza de que en estos procesos tenemos que participar todos. La iglesia desde siempre no se ha cansado de decir que hay que perdonarnos, que nos debemos reconciliar y en este momento, el país está en esa ruta, la del perdón. Entendemos que hay puntos que aún están en el aire como la garantía de no repetición, la restitución de tierras, la reparación a las víctimas... esto todavía está pendiente de los detalles, pero a mí sí me parece que hay que hacer fiesta cuando se llega a un acuerdo de paz como el que se está ultimando en La Habana. Hay que hacer fiesta cuando se callan las armas así sea un asunto parcial. Los obispos amigos que están en regiones como El Catatumbo, Caquetá y Chocó, donde el conflicto ha sido muy fuerte, lo que me han dicho es que están entusiasmados con este anuncio, están felices, sus pueblos están a la espera. En esta región de Antioquia aunque no hubo tanta presencia de las Farc, sí la ha habido del Eln y de los paramilitares y pues la gente también está a la expectativa. Con esto quiero decirle que este momento debe ser de felicidad porque el país ha sufrido mucho con la guerra. Además, quiero anotar que las víctimas que se me han acercado ven este anuncio con alegría, como el camino de la reconciliación. Insisto, este anuncio no lo podemos tomar como una panacea, no podemos pensar que con esta firma se nos arreglaron todos los problemas y mañana estaremos en un país distinto, pero con el anuncio del cese el fuego el país sí debe tener claro que está trazado el camino, un camino por el que debemos seguir caminando”.
Iván Garzón
Director del Programa de Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana
“Considero que, sin duda alguna, el cese el fuego bilateral y definitivo acordado ayer en La Habana, Cuba, es un hecho político histórico para Colombia pues silencia los fusiles después de 52 años de guerra del Estado contra la guerrilla de las Farc. En términos militares, sin embargo, este acuerdo es básicamente la formalización del desescalamiento promovido por el Gobierno Nacional y del cese unilateral prometido por las Farc desde hace 11 meses. En efecto, según el Cerac, en los últimos meses los combates entre la Fuerza Pública y las Farc se redujeron en un 85 por ciento, es decir, pasaron de 0,39 a 0,06 combates diarios, lo que permite concluir que estamos viviendo los meses de menor intensidad del conflicto en su historia. No obstante considero que el cese el fuego bilateral y definitivo acordado deja varios interrogantes, como por ejemplo: ¿Cuáles serán sus efectos en un Ejército preparado para la guerra y no tanto para la paz? ¿Cómo protegerá a la población civil la Fuerza Pública en aquellos territorios donde operan alianzas entre el Eln, las Bacrim y las Farc? Es decir, ¿podrá combatir en el terreno a las dos primeras y no a la tercera? Y finalmente, ¿cesarán también el narcotráfico y la extorsión?”.
Jairo Delgado
Expecialista en Ciencia Política y general retirado de la Policía
“El cese el fuego siempre estuvo en la mesa de negociación, entonces lo primero que hay que tener claro es que este acuerdo es consecuencia natural de la negociación, no es nada que nos debe sorprender y no es nada que nos deba llamar la atención por fuera de ese marco. Lo segundo, es que obviamente es un paso fundamental en la medida en que se renuncia al uso de las armas como medio para llegar a la base política de la negociación. Esto es importante porque ya se excluye el tema de capacidades armadas y se pasa a revisar, de manera exclusiva, todo lo que tiene que ver con el aspecto político y procedimental de la desmovilización y la reintegración. El tercer aspecto que veo en este punto es que debe establecerse de manera muy específica que si bien no hay uso de las armas, sí hay tenencia de ellas todavía por parte de la insurgencia, entonces debe establecerse durante el tiempo que dure el cese, cómo se va a prevenir que no se acuda nuevamente a su uso. Este acuerdo además es el resultado de una serie de decisiones políticas que se han venido tomando y que obviamente han impacto el tema militar, como por ejemplo, lo que se conoció como el desescalamiento del conflicto y posteriormente la decisión del Gobierno de suspender el bombardeo. Considero que estas dos decisiones fueron la antesala para preparar lo que se llama el estado moral de las tropas y evitar que sintieran decepción con esta de decisión. Por eso me parece importante destacar que las Fuerzas Armadas no han sido excluidas y hoy tienen un papel preponderante en lo que serán además las zonas de concentración y en la seguridad que se debe mantener. Lo que hoy el país debe entender es que el monopolio de la seguridad y de la soberanía seguirá bajo el control de nuestras Fuerzas Armadas. Le insisto, mientras la guerrilla tenga la posesión de las armas existen unos riesgos, indudablemente. Además porque desde la insurgencia se ha argumentado la amenaza del paramilitarismo, puede ser una amenaza real o supuesta, pero que está advertida para justificar probables usos de las armas en un momento determinado y eso es lo que se debe tener cuidado la Fuerza Pública. Por último, considero que este anuncio de ayer no es para que las tropas se relajen, no es un anuncio de acuartelamiento, sino todo lo contrario, es para reorientar los dispositivos y las capacidades sin que eso signifique un debilitamiento”.
DESARME
Claudia López
Senadora por el partido Alianza Verde
Este es el décimo proceso de paz de Colombia, y en ninguno de los nueve anteriores, ni con guerrillas ni con milicias, hubo un acuerdo de desarme tan completo y tan verificado como este. Se trata entonces de una garantía enorme.
Recuerdo que al principio de este proceso había muchas dudas e incertidumbres. La guerrilla hablaba de dejación de armas y no entendíamos si es que las iban a dejar debajo de la cama o qué iba a suceder. Ahora, con el anuncio, sabemos que se las darán a las Naciones Unidas y que, como lo enfatizaron, las destruirán.
Da tranquilidad que hay varios blindajes. El primero, es que a las zonas de concentración no van a poder entrar civiles. Esto no va a ser la pasarela que fue el Caguán.
Por otra parte, habrá una zona de seguridad de 1 kilómetro a la redonda, vigilada y custodiada por la Policía y el Ejército. Además, se garantizará la presencia de veedores internacionales, como nunca había ocurrido. Aquí entonces hay una triple garantía que evitará cualquier desmán o riesgo, con la ventaja también que nos da del tiempo. Y es que este proceso será corto, durará apenas seis meses, una ventaja significativa, teniendo en cuenta que el de las autodefensas, por ejemplo, tardó tres años, en municipios distintos que estaban abiertos.
A las ventajas logísticas y estructurales que tiene este proceso se suma algo importantísimo, y es que hay confianza de las partes y de la opinión pública. Por ejemplo, hay confianza en que las Farc cumplirán con su parte de informar y ayudar a ubicar los sitios donde hay minas y municiones sin explotar para que se detonen de forma controlada. Además del compromiso que trazaron en el acuerdo al respecto, continuarán con el protocolo de desminado. Si bien es realmente difícil una limpieza buena parte de los artefactos. Nosotros estamos ciegos y necesitamos de su cooperación.
Jaime Fajardo Landaeta
Experto en conflicto, paz y Derechos Humanos; desmovilizado del Epl
Aunque en nuestra entrega de armas de 1991 fue el Partido Socialista Obrero Español (Psoe) el encargado de coordinar la recolección de armas, de llevarlas al aeropuerto Olaya Herrera, de almacenarlas en una bodega y luego de fundirlas, considero que la ONU es la entidad con más experiencia del mundo en tratar conflictos de baja y alta intensidad, de manera que tiene toda la autoridad moral y política para ser veedor del desarme de las Farc.
No obstante, considero que hay que estar vigilantes a varios procesos. Por ejemplo, el vaciado total de las armas. Cuando estábamos fundiendo las del Epl en la empresa metalúrgica de Medellín, una que no tuvo el vaciado completo se disparó y mató al obrero que nos estaba ayudando.
De igual forma, se requiere tener un censo muy detallado de todas las armas, de quiénes tenían largas y cortas, de cuántos uniformes había y cuánta munición sin explotar. De esta forma pudimos llegar con éxito a la etapa final, porque además esto no es un acuerdo de un día, necesita fases para que se vaya analizando con calma en la medida en que avanzan las negociaciones entre las partes.
Nosotros entregamos todas las armas en un mismo día, porque sentíamos que existían las condiciones, pero hay que tener en cuenta que las Farc están estarán en campamentos y zonas de concentración muy retiradas unas de otras, con condiciones muy distintas. Así las cosas, resulta importante que la entrega sea por fases.
Sobre la duda de si se entregan las armas en un evento público, con la observancia de los medios y la opinión, o si se hace en secreto, como ocurrió cuando terminó el conflicto en Irlanda del Norte, debo decir que cada proceso tiene sus propias características y su propio ritmo. No hay un modelo único, eso lo acuerdan las partes. Todo depende de los acuerdos que se hagan. Lo importante es que el grupo entregue y vuelva a la vida pública sin las armas.
Carlos Alfonso Velásquez
Coronel retirado de la Policía y docente de la Universidad de La Sabana
A las Farc, en su lógica de dar a entender que no fueron derrotadas, les llega la intervención internacional como un factor adecuado, oportuno y simbólico para su dejación de armas.
Los guerrilleros saben que no le están dando las armas al que por mucho tiempo fue su enemigo, sino a un ente neutral y ajeno al conflicto. Eso seguramente les da alivio y evitará susceptibilidades.
Resulta importante destacar que si este proceso se lleva a cabo mediante fases (primero, una entrega del 30 %; luego, otra por el mismo equivalente, y por último, una del 40 %) es porque fue fruto de una negociación larga, en la que seguramente las Farc, con más de 50 años de historia de desconfianza acumulada hacia todo lo que huela a Estado colombiano, aún no se sienten seguros.
Siendo así, que la entrega sea paulatina y que dé tiempo de reposar las ideas, es sano para el proceso. No obstante, es claro que esos periodos intermedios pueden llevar consigo riesgos. Es posible, por ejemplo, que gente interesada en que el proceso no prospere haga sabotajes de alguna índole, o que exista algún montaje de secuestro masivo que se le atribuya a las Farc. Escenarios así, que son solo hipótesis, demorarían las cosas mientras se verifica.
¿Cómo evitarlo? Será vital al momento de la concentración que la ONU haga el conteo con diligencia y que se confíe en la transparencia del proceso. Si la entrega es pública o en secreto, eso dependerá del momento político que se viva entonces: Si hay escepticismo general, habrá que darle bombos y platillos al momento histórico, si no, la discreción no será un problema para la opinión ni para las partes.
Acerca del destino de las armas, que se dedicarán a la construcción de tres monumentos, acordados entre el Gobierno Nacional y el grupo, habrá que ser cautelosos. Lo digo, porque tenemos que vigilar que no sean monumentos que hagan apología al conflicto, sino a lo que logró la Colombia del siglo XXI.
Carlos Medina Gallego
Doctor en Ciencia Política de la Universidad Católica de Lovaina.
Un acuerdo que se hace ante la comunidad mundial compromete la entrega de las armas. Sin embargo, el paso a seguir es crear los mecanismos de censo de armas, de verificación y de destrucción de las mismas. Las armas que puede entregar las Farc, según los estudios que he realizado, pueden estar entre las 10.000, las 15.000 y las 25.000. No es un número tan fácil de precisar, pero sin duda entregarlas constituye un paso para el fin del conflicto. Ahora, si se entregan 12.000 o 17.000 armas, la cifra sigue siendo un número bajo, pues se calcula que en país hay 1.200.000 armas en manos de colombianos. En realidad, de fondo hay que desarmar a la sociedad colombiana. Me parece favorable que se destine el armamento para la construcción de tres monumentos, porque estos acompañan las demandas de verdad. Recordemos que el propósito de la memoria en este caso es una garantía de no repetición. Que estos monumentos sean elaborados con armas que generaron 8 millones de víctimas, me parece importante en términos de construcción política.
Que el desarme se dé en 180 días es complejo y se la juegan un poco a la suerte. En el caso de El Salvador, la entrega tomó casi cuatro años y eran menos hombres, por ende, menos armas. En ese país fueron 81 zonas y acá 22. Me parece que 180 días es realmente un periodo de tiempo corto y es evidente que se busca darle gran celeridad. Ahora, la posibilidad de que otros actores armados como el Eln o como Epl puedan acceder a esas armas es una posibilidad, por eso el Gobierno tiene que acelerar las negociaciones de paz con estos grupos armados. El hecho de que las armas se lleven a las zonas de concentración es acertado, porque estas zonas estarán acordonadas por círculos de seguridad, políticos y militares. Eso sí, se debe tener absolutamente claro que la devolución del 100 % de las armas no es viable, siempre quedará un número escondido o enterrado.
23 ZONAS
Jaime Jaramillo Panesso
Analista Político
La seguridad en las llamadas Zonas Veredales Transitorias de Normalización solo puede prestarla la Fuerza Pública colombiana, porque Naciones Unidas no tiene la capacidad para hacerlo. La ONU no es más que un conjunto de burócratas internacionales que viven de eso, así que esa seguridad, en los anillos que se establezcan, debe estar a cargo del Ejército o la Policía. Esto tiene sus bemoles, por ejemplo, en Urabá esas zonas deben colindar con comunidades ya establecidas, mínimamente con corregimientos, así que habrá que ver cómo funcionarán esas zonas. En cuanto al tiempo definido de seis mes, resulta suficiente. En condiciones normales de un proceso como este, es el Estado el que presta la logística del transporte y los guerrilleros no tendrán que caminar seis meses para llegar a los sitios de concentración. Finalmente, estos son temas distractores frente a lo que debe ser un proceso de paz, y todo termina siendo parte de un sainete en que ni se repara a las víctimas, ni hay cárcel para los victimarios y tampoco se pide perdón ni hay arrepentimiento. Considero que seguimos en lo mismo, abrumados con un huracán de publicidad que es capaz de arrasar la conciencia crítica de los colombianos.
Rubén Darío Lizarralde
Exministro de Agricultura
Considero que son demasiadas zonas de concentración en las que no habría autoridades nacionales y eso, por lo menos, nos genera mucha preocupación. Queremos conocer más a fondo el tratamiento de esas zonas de concentración y de las áreas donde van a estar los jefes guerrilleros. El tiempo establecido es de seis meses, y no hay claridad de cómo será el tránsito, agotado ese término. Tengo documentos que fueron repartidos por las Farc en las zonas donde han hecho lo que ellos llaman pedagogía y si eso es como dicen, estas serán zonas de concentración hasta para la misma población civil que viva en esas veredas. Plantean empadronamientos y restricciones al trabajo, por eso es importante que se detalle más cómo operarán. Naciones Unidas no tiene vocación de estar mucho tiempo en esos territorios. Me parece complejo que uno esté tranquilo solo porque Naciones Unidas esté verificando y no se sabe cuánta gente estará en que cada territorio, o si habrá personal por kilómetro cuadrado, por número de habitantes o por número guerrilleros concentrados. Me parece complejo que la Policía tenga que quedarse quieta frente a las alteraciones del orden por el hecho de no incumplir los acuerdos.
Carmenza Gómez
Asociacion Nacional de Zonas de Reserva Campesina
El acuerdo presentado en La Habana con sus Zonas Veredales Transitorias de Normalización constituyen una buena noticia para el campo, pues es allí donde se ha vivido con mayor severidad el conflicto. Consideramos que en 53 años de guerra es mucha la sangre campesina que se ha derramado. Las Zonas de Reserva Campesina son una alternativa de paz y desde ellas eso es lo que estamos construyendo. No sabemos con precisión los lugares que se hayan definido, pero pensamos que estas áreas estarán protegidas y no tenemos ningún reparo frente a lo que se disponga. También entendemos que se trata de zonas provisionales, hablan de seis meses, así que eso no acarreará ningún tipo de inconveniente. Creemos que esta será la oportunidad de que se conozca la realidad de muchas regiones y de que la opinión pública se entere de las condiciones que afrontan muchos rincones del país. Esto hará que se hagan visibles muchos territorios y que se entienda cómo es que viven muchos campesinos. Somos optimistas frente a los acuerdos alcanzados entre el Gobierno y las Farc y suponemos que algunas de las Zonas de Reserva Campesina coincidan con las Zonas Veredales Transitorias de Normalización.
Jorge Iván Cuervo
Centro de Inv. y Proy. Especiales (Cipe) - U. Externado de Col.
Una diferencia sustancial con lo que ocurrió con el Caguán o Ralito, es que estas sirvieron para adelantar la negociación. Estas 22 zonas y los ocho campamentos vienen al final de la negociación y cuando los integrantes de las Farc lleguen a esos sitios estará acordado todo y su presencia allí no incidirá en el rumbo de las negociaciones. Otro componente tiene que ver con el rol de las Naciones Unidas, y en eso tiene una amplia experiencia en todo lo referente a la desmovilización, desarme y reinserción (DDR), es decir, que se trata de un modelo probado en muchos países y esa presencia y verificación será muy importante. Algo que considero será complicado, y que tendrá que resolverse antes del acuerdo final, tiene que ver con las condiciones del desarme y cómo es que realmente estarán los guerrilleros en la zona. Aunque no se conoce el detalle de la ubicación, lo cierto es que estos sitios no están localizados en las grandes ciudades y que estén en el campo y en las regiones en las que las Farc hizo presencia, tiene sentido y es lógico para facilitar la movilización de este personal, entendiendo que en cada sitio habrá entre 800 y mil guerrilleros. También habrá que mirar cuál será el rol de las autoridades locales.
SEGURIDAD
Iván Duque
Senador del Centro Democrático
Estamos ante una realidad y es que este es un acuerdo de impunidad y no de paz. Obviamente que el Estado tiene que mantener su facultad de proteger la honra, vida y bienes de los colombianos. Por eso las zonas de concentración no pueden ser santuarios donde se mueva armamento y que no pueda ejercer su autoridad la Fuerza Pública. Como quedó redactado el acuerdo anunciado en La Habana pareciera que esas zonas no van a tener presencia de la Fuerza Pública y ese es un debilitamiento. En Colombia no se debe revivir el fenómeno del paramilitarismo, pero hay que evitar que las Farc vayan a hacer un cambio de franquicia al Eln o a terminar siendo una especie de comisionista o abastecedor de bandas criminales.
Se debe evitar que, si hay desmovilización de la base guerrillera, esta quede expuesta en su integridad. Pero creo que el verdadero punto de seguridad, y que no fue tratado en el acuerdo, es el de garantizar la cesación de actividades criminales, que entreguen rutas de narcotráfico, sus fuentes de armamento, que denuncien dónde están los polos fronterizos que permitieron su fortalecimiento logístico y que el dinero mal habido sea puesto a disposición de la reparación de las víctimas.
Carlos Arias
Analista experto en seguridad Universidad Externado
Es muy complejo que se pueda hacer un ejercicio de garantía de seguridad en su totalidad por parte del Estado. Esto ya se vivió en 1984 en el proceso de Belisario Betancur con la Unión Patriótica (UP), lo que lamentablemente se convirtió en el “baile rojo” o la “muerte de los silenciados”, que fue un asesinato gradual de los que pertenecían, en ese momento a las Farc y se unieron a la UP. Sin embargo, sí se puede generar un ejercicio en las zonas de consolidación en torno a la seguridad de quienes se desmovilicen de las Farc. También la protección a esas personas está en cómo se legitimen los acuerdos en términos culturales y sociales. Si la sociedad y aquellos que estuvieron en contra de las Farc no entienden el ejercicio de perdón, justicia y reparación, por más que se tenga una fuerza armada será imposible que alguno de ellos no caiga. Me llama la atención, cómo se va a manejar el esquema de las zonas de consolidación. ¿Van a ser ‘minipaíses’ de las Farc? ¿Lugares en los que la verificación internacional sea la que entregue la justicia? ¿El Gobierno será el que se encargue de esa justicia? ¿Estarían de acuerdo con que, por ejemplo, Procuraduría y Contraloría hagan veeduría, como lo hacen en cualquier territorio?
Santiago Londoño
Exsecretario de Gobierno de Antioquia
No sorprende que se haya dejado explícito el tema de que los equipos de seguridad de los reinsertados y miembros de las Farc que harán política y que estarán en el proceso de desmovilización, sean mixtos. Esta es una fórmula que ya se ha utilizado con el M-19 y el Epl. Es gente de las Farc que tiene que hacer cursos y procesos; también personal de la Unidad Nacional de Protección y Policía. Los esquemas de seguridad que permitan que estas personas puedan hacer política y moverse por el territorio es fundamental para el futuro del proceso.
Me sorprendió positivamente que en el acuerdo se estableciera una política de sometimiento. Esto demuestra que están pensando en el desmonte de cualquier tipo de grupo privado con armas que ponga en peligro el desarrollo de la democracia. En el punto de la seguridad de las zonas de concentración y veredas es complejo e importante que la comunidad internacional y la comisión política hagan un trabajo serio de preparar un esquema para que todo funcione, porque puede haber un riesgo grande. En Antioquia, límites con Córdoba y Chocó habrá algunas. Allí hay que hacer un esfuerzo grande porque zonas de concentración y allí las reglas de juego deben quedar claras.
Diego Sierra
Director Observatorio Derechos Humanos del IPC
Lo más básico en este proceso era darles garantías a quienes están negociando, pero no sólo a ellos, sino también a las zonas donde van a estar, a la oposición, al derecho de pensamiento crítico, a los movimiento sociales y a los defensores de Derechos Humanos.
Con respecto al desmonte del paramilitarismo se manda un mensaje a que haya sometimiento, eso habría que hacerlo, lo mismo que la negociación con el Eln, para que puedan generar un Estado en democracia.
Me quedan dudas frente al esquema de protección a las personas amenazadas. A partir de ahora, en este escenario nuevo, hay que hacer un tránsito, no solo de justicia sino de seguridad e institucionalidad para que haya mecanismos y garantías para los defensores y los movimientos sociales.
El desmonte del paramilitarismo es bien importante, pero difícil. Los nuevos mecanismos para salvaguardar las vidas de los miembros de las Farc son inéditos, porque lo que pasó con las anteriores negociaciones, de sacrificar tantos líderes, dejó dudas. Espero que el nuevo sistema los proteja y que de manera gradual, en esta sociedad intolerante, salga adelante la legitimidad.
REFRENDACIÓN
Alejandro Gómez Velásquez
Director del Centro de Estudios Jurídicos - Universidad Eafit
Es importante destacar el reconocimiento que hacen las Farc a la Constitución Política vigente. Antes pretendían celebrar una nueva Constitución o reformarla. Cuando cambian su posición, según el acuerdo parcial del día de ayer, de alguna manera reconocen la vigencia de la Constitución de 1991, con todas sus reformas. Eso, indudablemente, supone que están de acuerdo y asumen las normas, los valores y principios y la parte orgánica del Estado. Incluso, esa misma afirmación la podemos sustentar con lo que dijo ayer el comandante de las Farc, de que en adelante ellos harán política dentro del marco institucional colombiano, sin recurrir a las armas. Lo más importante del pronunciamiento sobre la refrendación es que se someten a la democracia colombiana, que en gran parte está escrita, por los menos en sus alcances en el texto constitucional. Pero si el plebiscito se celebra en una fecha donde las Farc todavía tengan armas el mecanismo será criticado por la influencia de un grupo que se mantiene en armas. Se espera que la participación sea pacífica y sin presiones de las armas. Hay que esperar los condicionamientos que hará la Corte Constitucional al plebiscito.
Francisco Leal Buitrago
Investigador Instituto de Estudios Políticos de la U. Nacional
Los puntos que cedan las Farc, sobre todo después de haberse ‘ranchado’ en alguno de ellos, me parece muy positivo. El Gobierno desde el principio habló de plebiscito. Lo anunciado ayer por esta guerrilla es una muestra de buena voluntad pero también de necesidad. En el cambio de actitud de las Farc incidieron varias cosas, entre ellas las sugerencias de la gente en quienes ellos confían, que pasan por La Habana y les hablan. Persisten problemas en la opinión pública en Colombia con esa visión negativista que hay en un sector muy grande de la población que sigue al Centro Democrático, entonces yo creo que eso influye también que con el tiempo el proceso se vea fortalecido un poco. Esa nueva posición también es contraproducente para las Farc, porque si al momento de ir a las urnas gana el ‘No’ en el plebiscito, se daña todo. La presión que hagan las Farc en algunas zonas no pesará, porque generalmente son rurales, y la mayoría de la población, más del 70 por ciento, está en las ciudades. El mecanismo no es el más conveniente porque el plebiscito está muy ligado a aprobar o no cosas del Gobierno, no el acuerdo de este con un actor del conflicto.
Jorge Enrique Robledo C.
Senador de la República - Partido Polo Democrático
Que las Farc hayan decidido acompañar el plebiscito como mecanismo de refrendación es otra de las buenas noticias que nos llegó de La Habana ayer. Del plebiscito se puede decir muchas cosas, pero estoy convencido de que es mejor que se le consulte a la gente a que no. En ese sentido, será un certamen democrático en que unos harán campaña por el ‘No’ y otros la haremos por el ‘Sí’. Si triunfa el primero los acuerdos se deshace.
La Farc cambian de posición en un acto de realismo político, porque las otras propuestas que ellos hicieron no eran viables. El pronunciamiento de las Farc le da mayor legitimidad al proceso porque recordemos que, desde el inicio de los acuerdos, se dijo que todo lo que tuviera que ver con el proceso tenía que ser acordado por consenso entre las partes, entonces digamos que este era un cabo que estaba suelto en la coherencia de todo el proceso. Con el anuncio se supera todo ese impasse. El riesgo del proselitismo armado del que habla el procurador general Alejandro Ordóñez, es una exageración. Las Farc para ese momento estarán concentradas, desarmadas y vigiladas por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Francisco Cortés Rodas
Director del Instituto de Filosofía de la U. de Antioquia
Entre lo más importante de lo que ayer se acordó es que las Farc aceptaron el mecanismo de refrendación del plebiscito, o el que la Corte Constitucional decida, pero es un hecho que será un plebiscito. Esto es muestra de que las Farc han cambiado de una manera importante su posición porque durante todo el tiempo de la negociación mostraron interés en el mecanismo de la asamblea nacional constituyente. El Gobierno siempre se opuso a este porque considera que la Constitución del 1991 es lo suficientemente importante, fuerte y consolidada y que no sería necesario reformarla solo para adelantar los acuerdos. Ese fue un momento de mucha tensión entre los negociadores, pero lo que finalmente vemos es que las Farc han depuesto su interés, por lo menos, por ahora. En muchas cosas esta guerrilla ha cambiado de actitud en los últimos cuatro años de negociación. En un proceso como estos cada parte tiene que ceder en muchas de sus pretensiones, porque no habría negociación. Tanto Gobierno como las Farc han cedido en asuntos. Al comienzo decían que no pagarían ni un día de cárcel, pero se estableció la justicia penal para la responsabilidad de los delitos graves.