Las cifras de violencia y abuso sexual contra las mujeres de Colombia son aterradoras. Por ejemplo: 13 niñas de entre cero y cuatro años de edad fueron asesinadas entre el 1 de enero y el 31 de octubre, según datos de Medicina Legal.
Lo más grave es que de las 758 mujeres asesinadas, 76 fueron menores de 17 años de edad (ver infografía). La cifra de delitos sexuales también resulta, por decir lo menos, preocupante. En ese mismo periodo, se registraron 16.814 abusos, frente a los 15.082 en 2016.
Son cifras lamentables y no hay razón que las justifique, dice la sicóloga Camila Quiñones, quien destaca que el aumento se debe a que hay más denuncias, pues confían en que habrá una protección.
Ejemplo de esto es la periodista Jineth Bedoya, quien con su campaña “No es hora de callar” empodera a las mujeres para que rompan el silencio.
En todo lado
En la casa, en la calle o en el trabajo se registran estos casos. Andrea Londoño, coordinadora del proyecto de investigación que aborda la situación de las trabajadoras domésticas, expresa que de un estudio hecho con 102 mujeres dedicadas a esta actividad, 60 manifestaron haber sido violentadas.
“Lo peor es que la mayoría de casos ocurren a puerta cerrada o sin testigos, pero en caso de que haya testigos, no hablan porque son cercanos”.
Beatriz Quintero, de la Red Nacional de Mujeres, llama la atención de la sociedad para que los distintos tipos de violencia no sean tratados como un tema de segundo nivel.
“Esta violencia no debe salir del debate público ni ser ignorada”, señala.
Aunque se han impulsado estrategias para que los hombres también se empoderen, las consultadas aseguran que la tarea sigue siendo prioridad. “Esto debe ser entendido como un trabajo común”, concluye Londoño.