Están ahí para recordarnos errores, accidentes y otras anécdotas. Preguntamos a un experto si es posible eliminarlas, o si la mejor opción es aceptarlas y aprender a vivir con ellas.
Antes de romper los mitos que aseguran que sí es posible deshacerse de las cicatrices, es necesario saber cómo funciona la piel y sus tejidos. Pongamos sobre la mesa un retazo de tela: lo podemos arrugar o cortar. Se puede volver a coser, sin embargo, el vestigio de los hilos no desaparecerá. Con la piel sucede lo mismo, ninguna crema o tratamiento casero las va a hacer invisibles. No obstante, Francisco Eladio Gómez, director del Instituto de Dermatología de Medellín, explica que gracias al desarrollo de tecnologías especializadas en el cuidado de la piel, se pueden disimular hasta en un 80 por ciento, teniendo en cuenta el tipo de cicatriz.
La cicatrización consiste en el trabajo que realizan los tejidos para reparar las heridas en la piel, y al terminar, dejan una marca.
Antes de convertir la lesión en cicatriz, desarrollan tres etapas: la primera es la inflamatoria, donde se inicia un proceso de coagulación. Después de dos o tres días comienza la fase proliferativa, aquí se forma un pequeño hematoma, y la última, es la fase de remodelación, en este punto los niveles de producción y degradación del colágeno se igualan.
Al finalizar cada una de las etapas aparece la marca. Esto puede tardar, aproximadamente, entre uno y tres meses.
Explica Francisco Eladio que este es un proceso inmunológico que utiliza el organismo como barrera para protegerse de la humedad, del calor y de algunas bacterias. Los tipos de cicatrices que existen son:
Queloides. Es la clase de cicatriz más frecuente: un 20% de la población tiene tendencia a ser queloide. Se forma por encima de la piel, extendiéndose a otras áreas del cuerpo. Si se ubica en un punto donde hay movimiento, por ejemplo, en el codo, puede inmovilizarlo. Aparece cuando la piel produce colágeno en exceso. Explica el médico Francisco Eladio Gómez que hay pacientes que no saben que tienen esta tendencia, porque no han sufrido una herida grave.
Hipertróficas. Empecemos por diferenciarla de la queloide: cuando esta última se palpa, se siente como un cordón grueso. Por su rigidez no se puede infiltrar, mientras que la hipertrófica, sí. Su principal característica es que se forma únicamente en la herida sin extenderse a otras zonas. Al principio se forma como una cicatriz tradicional y al cabo de seis meses se convierte en una especie de bulto color rojizo.
Atrófica. Mientras que las anteriores se destacan por encima de la superficie dérmica, las cicatrices atróficas tienen su origen bajo la piel, a causa de la escasa producción de colágeno. Un ejemplo son las cicatrices causadas por el acné o la varicela. Las estrías también pueden entrar en esta categoría.
No crea en todo lo que escuche. La mayoría de consejos que se encuentran para hacerlas desaparecer son solo mitos, asegura, Francisco. “Una mascarilla hecha a base de miel y limón no va a ser útil en un acné complicado. Solo podría servir para hidratar la piel”. Lo mismo sucede con otros tratamientos y recomendaciones de pasillo. Si busca tratarlas, acuda a los expertos.