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días en cuativerio lleva el equipo periodístico de El Comercio de Quito.
“A lo mejor su ausencia sea definitiva”. Con esta frase el presidente de Ecuador, Lenin Moreno, dio un ultimátum al grupo ilegal que secuestró al periodista Javier Ortega, al fotógrafo Paul Rivas, y al conductor Efraín Segarra del diario El Comercio de ese país, para que entreguen nuevas pruebas de supervivencia en un plazo de 12 horas, o de lo contrario “aplicará toda la fuerza”.
Al cierre de esta edición, el presidente de los ecuatorianos, que canceló su estancia en la Cumbre de las Américas, entregó declaraciones sobre el posible asesinato de los tres ciudadanos ecuatorianos y expresó que no pudo verificar por completo la veracidad de las fotografías que, al parecer, son la evidencia del asesinato de sus tres compatriotas.
“Entenderán el momento difícil por el cual estoy atravesando como gobernante de los ecuatorianos, estamos sintiendo como propio el dolor de sus familiares”, expresó Lenin Moreno.
Hicieron pruebas a fotos
El rumor del asesinato de los periodistas y el conductor creció desde la tarde de ayer con una información emitida inicialmente por RCN Noticias en la que el canal aseveraba que había recibido fotografías en las que se veían los cuerpos sin vida de los tres empleados del diario El Comercio.
Las imágenes fueron evaluadas por las autoridades ecuatorianas y el coronel Fausto Olivo, coordinador de criminalística y ciencias forenses de ese país, explicó que “por métodos precientíficos y a través del análisis de las prendas estas son coincidentes con dos de las personas secuestradas. Y por medio del estudio biométrico de rostro este nos da una alta probabilidad de que sea coincidente con otro de ellos”.
Antes de esta declaración, tres familiares de los plagiados viajaron hasta Perú a la Cumbre de las Américas para hacer notar su voz y reclamar, según ellos, ante la pasividad de los gobiernos de Colombia y Ecuador, por qué no han hecho lo suficiente para traerlos sanos y salvo a sus familias.
“Nos sorprende que parece que no quisieran involucrarse. Puede ser que este sea un tema político para el presidente Juan Manuel Santos. Entendemos que el plan de paz que ha llevado en Colombia en lugar de alejarlo lo iba a acercar mucho más, él es premio Nobel de Paz y queremos apelar a ese galardón”, expresó Ricardo Rivas, hermano de Paúl.
A su vez, Cristhian Segarra, hijo del conductor, expresó su molestia ante el silencio de los gobiernos por el plagio de su padre. “Colombia no ha hecho suficiente, creemos que estamos en nuestro derecho de exigir mayor participación frente a esta situación”.
18 días de ausencia
El 26 de marzo, los dos periodistas y el conductor del diario El Comercio llegaron a Mataje a las 9:30 de la mañana. Este paraje de la localidad de San Lorenzo, en Esmeraldas (Ecuador), no tiene agua potable, no hay alcantarillado ni señal telefónica y el transporte público pasa una vez a la semana, y lo hace cuando “San Hermano Miguel agache el dedo”, como dicen sus habitantes.
Ese día, el periodista Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas, y el conductor Efraín Segarra llegaron hasta ese rincón ecuatoriano y se sentaron a conversar con sus habitantes. Querían verificar como vivían en ese pueblo olvidado donde cada que llueve el barro se convierte en un lodazal y en verano el polvo rojo se mete en la nariz y seca la garganta.
“Ellos llegaron y se sentaron a conversar con la gente. Pidieron agua y en ese momento llegaron cuatro tipos armados. Les dijeron que los acompañaran que volverían en media hora. Pero no regresaron”, explicó a EL COLOMBIANO un habitante de esa localidad que pidió reserva de su nombre por seguridad y, ante la pregunta de sí se podía viajar a la zona, respondió que las garantías de seguridad llegan solo hasta San Lorenzo.
Eso fue lo penúltimo que se supo de Ortega, Rivas y Segarra. Ocho días después, una prueba de supervivencia reavivó la esperanza de los familiares de que volvieran vivos a sus casas, pero solo hasta ayer, 17 días después de su cautiverio, al parecer fueron asesinados por el frente Oliver Sinisterra, un grupo disidente de las Farc comandado por alias Guacho.
Galo Ortega, padre del periodista lo notó nervioso antes del viaje y aseveró que “las personas que fueron la semana anterior les habían dicho que había que tener cuidado y él se fue un poco nervioso y nosotros nos quedamos peor”.
Este nerviosismo también lo tuvo Cristhian, el hijo del conductor, pero se calmó porque su padre le dijo que iban a hacer un reportaje “súper humano sobre cómo es la vida en la frontera, cuáles son las condiciones, cuál es el contexto en el que van desarrollando sus días”.
El presidente Lenin Moreno dio 12 horas más de esperanza a los familiares de los tres secuestrados. Lo hizo apelando a verificar una vez más las fotografías, aunque su rostro develaba el dolor de una tragedia.