El país no resistía un debate o foro presidencial más antes de la primera vuelta. Ninguna campaña, por más organizada que fuera, pudo cuadrar la agenda para cumplir al centenar de invitaciones que recibió de instituciones, universidades, organizaciones sociales y medios de comunicación.
No obstante, para esta etapa previa a la segunda vuelta, aún no se ha llevado a cabo el primero. La semana pasada el candidato Gustavo Petro afirmó que Iván Duque estaba rehuyendo al debate, pero este contestó que siempre ha defendido sus ideas en este tipo de eventos.
Conscientes de la premura del tiempo y de lo cargadas que están las agendas de los candidatos, los canales públicos invitaron a los privados a unirse a un gran debate presidencial, que se realizaría el próximo jueves en la noche. Depende de que los dos candidatos acepten.
“Explotación económica”
Por esta coyuntura, se abrió la discusión sobre si es conveniente o no que estos ejercicios estén regulados por la autoridad electoral, como sí lo están las encuestas.
Una asesora de comunicaciones de una campaña dijo, el mes pasado, fuera de grabación, que se sentían obligados y presionados a asistir a todos los debates.
Según Jaime Duarte, docente del área de Gobierno de la U. Externado, no deben ser regulados, porque son parte de la libertad de información y de medios. Agregó que sí es malsano que un candidato decida no asistir sin dar explicaciones. “Los medios los promueven y ponen las reglas. Lo que ha faltado es mayor creatividad y disciplina para construir mejores preguntas y dinámicas”.
Al respecto Ernesto Matallana, docente de Derecho Público de la U. Externado, afirmó que en Colombia los candidatos son usados para mejorar las audiencias y ello lleva consigo una “explotación económica” que atenta contra el debate mismo, pues los tiempos para escuchar a los candidatos se sacrifican con la publicidad excesiva. “Otorgar un término de respuesta hace aburridor el programa”.
“Que haya acuerdos”
Para Yann Basset, director del Observatorio de Procesos Electorales de la U. de Rosario, no deben ser regulados, pero las campañas y los medios deberían concertar reglas para que haya un número razonable en ambas vueltas.
Según Miguel García, codirector del Observatorio para la Democracia de la U. de los Andes, aunque es difícil articular un debate cuando hay 5 o 6 candidatos, no hace falta la regulación, porque hace parte de las tradiciones políticas de un país y menos de la legislación. “Los candidatos deben estar dispuestos a participar en ellos, pues de lo contrario no hay intercambio de ideas”.
En 2006 el presidente candidato Álvaro Uribe no asistió a los debates para “evitar confrontaciones”; igual ganó.